Último tango en París
miércoles, 22 de septiembre de 2010 by el paseante
Hace días quería participar en un concurso de literatura erótica. El premio era un libro publicado con los mejores relatos.
Nunca he escrito sobre ese tema, pero me entraron ganas de intentarlo. En el fondo -como en todos los cuentos- se trata de buscar unos personajes potentes, que se pongan a interactuar entre ellos. Pero cuesta que aparezcan. La historia acostumbra a salir a la tercera o cuarta prueba. Sucede lo mismo en la vida. Las personas que valen la pena cuesta que aparezcan, que se pongan a interactuar con nosotros en ese balcón sobre la ciudad en la avenida de la Mare de Déu de Montserrat, mientras las tenemos a diez centímetros de epidermis. A veces estoy allí, mirando el skyline, cerca de una persona a la que me gustaría dirigirle la palabra (hombre o mujer). Y no lo hago. Y en el cruce de miradas sé que a ella le gustaría hacer lo mismo conmigo. Y no lo hace.
Unos días atrás, quería participar en un concurso de literatura erótica. El premio era un libro publicado con los mejores relatos.
Busqué inspiración en la tierra de la niebla. Nuestra vecina más ilustre es María Lapiedra, una actriz porno que muestra su anatomía ante las cámaras a las primeras de cambio (no damos para más en ese pequeño territorio), aunque lo único que exhibe es su juventud, porque no tiene otra cosa. Es pura sexualidad. Pensé que paseando por sus calles, durmiendo cerca de donde ella sigue acostándose esporádicamente (sin que nadie la filme), me vendría un buen cuento a los dedos, para teclearlo. Pero sólo acudieron relatos baratos, del tipo: chico joven es adiestrado en la sexualidad por la empleada doméstica nicaragüense. Y luego entra el padre en la habitación, otra noche. Y el abuelo, acaba de agotar a la muchacha. Y me salieron penes, pechos y culos a toda pastilla. Esas páginas llovieron como aviones de papel en el cesto. Mientras volaba la última, pude leer en sus alas: "Harry nadaba en la piscina de la casa de sus padres. Cada día con buen clima, recorría quinientos metros en estilo crawl antes de almorzar, lo que le había dotado de unas espaldas demasiado anchas para sus diecisiete años, mientras pensaba en que todavía era virgen, a cada brazada. María Elena lo observaba mientras limpiaba a desgana una ventana con su mano derecha, y mantenía oculta la izquierda bajo las faldas de su uniforme azul oscuro de sirvienta".
María Lapiedra es de pueblo, como yo. Nunca dejaremos de estar orgullosos de ello (se lo escuché decir en una entrevista radiofónica -y eso la honra). Nuestros padres trabajaron juntos en la larga postguerra, en ese edificio de ladrillo rojo donde gestionan las aguas de un canal de riego. Su padre murió hace tiempo, y el mío disimula ante la popularidad de esa chica. Ser de pueblo te deja la marca de la boina en la frente, aunque te pasees por los platós de televisión o cinematográficos mostrando los pechos, o escribas un blog como éste. Ignoro qué es peor.
Regresé a Barcelona en el tren de la costa. Me quedaban un par de días para el fin de plazo del concurso de literatura erótica. La vecina más ilustre del barrio metropolitano en el que vivo también es del signo de cáncer como María Lapiedra, aunque ella no enseña ninguna parte de su anatomía ante las cámaras. Es discreta, misteriosa, una encantadora serpiente que se desliza entre los matojos cuando intuye que alguien la puede dañar. Pero cuando se siente a gusto saca a pasear su cuerpo francés para convertir Gràcia en Montmartre. Ella no es de pueblo. Se mueve con la elegancia de una persona noble, con los genes educados a base de generaciones y generaciones en el difícil arte de ser mejor que la mayoría de personas y no demostrarlo. Sabe qué puede contar, qué te puede preguntar, qué no va a salir jamás de su boca. Alguna vez, acaso, me crucé con ella en ese balcón sobre la ciudad en la avenida de la Mare de Déu de Montserrat, mientras nos teníamos a diez centímetros de epidermis. Y no nos djimos nada.
Esa noche en que regresé a Barcelona en el tren de la costa y necesitaba inspiración para un relato erótico, la espié comprando en tiendas de productos ecológicos riendo con la cajera, la vi deternerse frente a la librería de la calle Verdi leyendo las novedades con sus ojos tremendos tras sus gafas de pasta negra. Luego se las puso sobre el cabello cobrizo para comprobar su maquillaje en el escaparate. La vi con ganas de bailar un tango en la plaza de la Virreina con un desconocido; pero yo no soy Marlon Brando (y jamás me ha mirado cuando nos hemos cruzado por la calle -tengo que quitarme la boina un día de estos). Luego se dedicó a vagar por las callejuelas. La seguía como una sombra, pegado a sus tacones. Pensaba que, quizá, en el fondo es una solitaria. Y una mujer sola, con secretos, caminando por Montmartre/Gràcia de noche es puro erotismo.
Así la he visto en su blog -al que soy adicto- todos estos años: sensual, seductora, elegante, altiva y, en el fondo, todo lo contrario (como buena cáncer es dura por fuera y blanda por dentro). Es posible que cuando llegue a su piso se derrumbe como un castillo de naipes, cuando en la calle era una fortaleza inexpugnable.
Me enamoré de ella en aquel texto, acompañado de una fotografía suya en blanco y negro de cuando era pequeña, donde nos hablaba de que se había reencontrado con su viejo amor platónico de niñez. Y luego me enamoré de ella en todas sus historias. La fui descubriendo epidérmica e introvertida, a la vez (hoy no sabría decir qué predomina en ella). Pero ha creado un estilo que la define plenamente. El estilo Moulin. Hay que leerla entre líneas más que a nadie, porque esconde más que muestra. En cualquier caso, es la Katherine Hepburn de Blogville. Una verdadera dama.
Esa noche en que regresé a Barcelona en el tren de la costa y necesitaba inspiración para un relato erótico, la seguía a distancia, hasta que llegó a la plaza de la Vila de Gràcia, y se quedó allí quieta, junto a la torre del reloj. Estaba seria, parecía triste. Hace poco me comentaron que quiere dejar de contarnos historias, y yo quiero que se quede un poco más de tiempo dentro de nosotros. Me largué corriendo a casa para escribir el relato erótico. Tenía un argumento en la cabeza. Dejé a Katherine Hepburn con su sombra alargada junto a la sombra de la torre del reloj. Sin poder bailar un primer tango con ella. La dejé sola, allí.
En mi egoísmo, escribí un cuento de casi amor en Nuevo México (es sólo el principio): "Una vez, en Las Cruces (Nuevo México), una ciudad de apenas cien mil habitantes, una ramerita latina le dijo que él la palmaría follando. Se lo había leído en el rostro, en las venas hinchadas de su cuello de toro, en el sofoco de sus mejillas, en sus ojos desorbitados mientras eyaculaba dentro de aquella nicaragüense que había leído muchos rostros de hombres en aquellas mismas circunstancias (ella tumbada y ellos ensartando su cuerpo inerte) desde que huyó de Managua con dieciséis años de un padrastro que abusaba lo mismo del alcohol que de ella. “Un día te morirás follando, con esa energía con que lo haces”, insistió ella suavemente tras mirar su frente sudada, su respiración entrecortada. Él hizo el gesto de retirarse, pero ella le atrapó los glúteos con sus muslos morenos. Le pidió que se quedara un instante más dentro de ella. “Hoy se ha muerto mi madre, y sólo te tengo a ti”, le contó a aquel cliente desconocido, mientras le acariciaba el cabello corto pelirrojo, y le miraba con una mirada que él jamás había visto en otra prostituta, mientras repetía suavemente, como una letanía: “Quédate un poquito más dentro de mí”.
..."
Cuando lo acabé de escribir, salí de casa, contento con el resultado. En ese balcón sobre la ciudad de la avenida de la Mare de Déu de Montserrat, mientras manteníamos las epidermis a diez centímetros de distancia, estaba ella, volcada con su cabello cobrizo sobre el mirador. Era Violette Moulin. No nos djimos nada.
Me hubiera gustado decirle: "Queda't una miqueta més amb nosaltres. Què farem sense tu, Moulinette Violen?".
A mi també m'agradaria que es quedés una mica més amb nosaltres, però potser necessita desconnectar un temps.
Farà el que més li convingui i podrà tornar a BlogVille sempre que vulgui, que tots la rebrem agraïts.
M'ha agradat lo del "cuento casi de amor" i també la història eròtica. Ja diràs si t'han donat algun premi. Si no ho fan és que el jurat son uns malalts i només volien llegir marranades ;o)
Petons
Fra Miquel és un home savi. Ja tornarà Violette, si no, qui ens farà ballar o fer fotos amb sabates vermelles per cap d'any?
I com va dir un dia el Veí, un altre home savi, els bons, els millors, sempre tornen. Vio, un petó.
Fas i desfas nusos amb un art...és "lo teu" , et posis melancòlic o eròtic. Vas llegint i ni te n´adones que ja has trenat tres o quatre històries en un sol post...i podries seguir llegit hores.
Amb la que li està caient a la Violette (Veí inclòs) és per repensar-s´ho, de fet segur que ho està fent.Però si el que necessita és un descans, que el faci, tornarà amb més il·lusions i més charme, si això és possible.L´esperarem amb els fanalets encesos, com t´esperem a tu quan fas les setmanes sabàtiques entre boires i fruiters.
Una de les coses maques d'aquesta gran família que és Blogville és que quan hi ha una alarma de seguida hi ha tocs d'atenció, un vols dir que has de plegar amb el que se t'estima? I això fa molt goig de veure.
Ella sempre hi serà, però és cert que a mi també m'agradaria poder-la seguir llegint.
Una dedicatòria molt maca, paseante!
A mi no m'ha semblant massa eròtic, però sí molt intens i molt bo i molt trist.
Quan veig que fa dos mesos que no ens explica res, l'enyoro, espero que estigui bé, no vull emprenyar-la, tot i que he estat temptada de trucar-la, però....
Escrius de meravella, et felicito, i t'admiro per com expliques realitats tan del dia a dia d'una manera tan fantàstica.... gràcies, de debó :) i un petó per a tu i un altre per la Violette, que segur tornarà a Blogville, si no, Blogville no tindria el mateix sentit, no creus?
... buffff.... o wow!.... o no sé jo... però que bonic el que dius i com ho dius. Per cert, segur que no he llegit rés eròtic teu? no sé perquè però em sona..
Com sempre, tens raó, Miquelet. Però és que la Violette sempre ha estat el meu far, tots aquests anys, i em sabria greu que s'apagués.
Emily, savis aquests homes? Del Miquel t'ho accepto, però de l'altre...
País, és que si marxa la Violette, pleguem tots.
Rita, tu ets qui ens cuida més a tots. De veritat. Sempre estàs pendent de qualsevol alarma. Ets un encant.
Vida, no em va sortir gens eròtic, i sí molt trist. Així que ho vaig enviar, conscient que no me'l publicarien. El sexe també pot ser complicat, oi?
Cris, potser ella t'agrairia una trucada. Jo crec que tornarà a casa seva: Blogville.
Rateta, no has pogut llegir cap text eròtic meu perquè aquest és el primer. Potser a cal Veí. Gràcies per tot (ja saps de què et parlo).
Paseante, estic segura que a la Violette li agradarà llegir-te. Es un post molt bonic :)
Khalina, no sé si ho llegirà la Violette. Sembla molt absent.
Recuerdo los relatos eróticos del Lib con 14 años...entonces las revistas sólo sacaban tetas, que cosas..
Siempre tengo mantequilla en casa, nunca se sabe ;-)!!!...mejor que la soja.
saludos desde el exilio
!!!Alaaaaa atikus!!! :P
Collons, carallot! El meu era una modesta dedicatòria amorosa. El teu és tota una declaració de pes eròtic en tota regla!
PS I aparta't d'aquí sobre meu que jo no tinc la cabellera "caoba" de la Moulin!
Quin post més preciós, Paseante! Realment magnífic. I tant de bo que el llegeixi la Violette.
Atikus, marrano. El Lib lo leía a escondidas en la librería de la calle mayor de mi pueblo, cuando era un renacuajo. Qué tiempos aquellos, y qué viejos parecemos. Me sigue encantando que pases por aquí, amigo (si me permites llamarte así).
Rita, és un porquet aquest madrileny. Oi que no ho semblava?
Veí, avui no puc ser dolent amb tu. Sé que trobes a faltar aquesta noieta, potser tant com jo.
Duschgel, esperem que reobri el seu blog, i ens continui cuidant amb el seu savoire faire.
Ets tan elegant escrivint que fins i tot tens glamour quan vols ser cruament sexual... O potser ha estat l'art de trenar les dues històries en un intent de ser críptic. Et voilà que t'ha sortit tan bé que em fas venir ganes de voler-ho tornar a intentar. Et rellegeixo amb la música de fons (et vaig llegir ahir però vaig haver de sortir corrent cap als barris baixos de la ciutat) i em torno a meravellar davant de les teves paraules que tan bé combinen amb la sensualitat d'una pel·lícula que tampoc pretenia ser pornogràfica, encara que ho semblés d'entrada.
No és que no vulgui quedar-me dins de vosaltres, saps molt bé que he estat molt feliç de conèixer Blogville i que me'n sento part, però necessito allunyar-me'n encara que no sé ben bé per què. Tampoc crec que trigui massa, tot i que pensava escriure molt des de París i ja veus...
M'encanta, en tot cas, haver donat peu a un text tan preciós i m'emporto la sensació al meu cau per guardar-la entre altres tresors que m'alimenten les ganes de seguir endavant.
Paseante estimat, tu saps que em poso les ulleres quan camino per Montmartre per veure si et trobo al final d'algun carreró i convidar-te a un cafè. O a una canya.
Violette, no em faré pas pesat. Fes el que et faci sentir millor. Però aniré mirant la llista de blogs que han actualitzat per si un dia m'arriba l'aroma d'una omelette, d'una crêpe o d'una tardor a Montmartre. Un petonet.
Qués estilasso per escriure Paseante!! Ha estat un post dedicat molt emocionant, i se segur que farà reflexionar a la Violette... com deixar d'estar en contacte amb companys blocaires com vosaltres, com tu???
Però ella seguirà dintre les nostres ànimes... i serà benrebuda quan vulga tornar a apareixer.
Un petó molt dolç... i presentat a tots els concursos que vulguis... siguen del caire que siguen!! Tens les de guanyar!!
Se por propia experiencia que a veces los personajes estos que nos inventamos apra estar con otra gente cómodamente se nos mueren, de enfermedades lentas, melancólicas e incurables, un poco como los tísicos románticos. Y aunque de pascuas a ramos puedan rehacerse un poquito para dejar algún texto de aparente mejoría, lo cierto es que están tocados mortalmente de una melancolía inevitable que los consume de forma definitiva. Así que, al menos en algunos casos, es complicado que puedan volver a escribir. Una vez enfermos ya no te sale, es muy difícil. Es bonito que reciban el amor que se les envía, Xurri también querría enviarle cariños a Violette, seguro que producen calorcito interior al leerlos.
Por cierto, creo que este concurso en el que has participado no te va a premiar esa historia de casi amor a la que le falta sordidez y le sobra humanidad; demasiado parca en frotamientos, demasiado llena de pensamientos. Preciosa, por otra parte. Aunque igual me equivoco.
Arribo tard però me n'alegro...per poder llegir la Violette allà on sigui . Jo la feia a París en un estudi del barri llatí, escrivint i mirant per la finestra et voilà...potser és el que fa.
Un text deliciós pels sentits ( el vaig llegir fa un parell de dies) però no he tingut temps d'escriure).
Un petó Violette, deessa d'ulls liles:) Cuida't molt i respira!
Paseante...conserva aquest estil tan teu!
Albanta, la Violette mai ens oblidarà, ni nosaltres a ella. Espero que torni, un dia.
Xurri, también es cierto que los blogs te ayudan a superar enfermedades lentas, melancólicas e incurables, un poco como los tísicos románticos. Al menos a mí me sirve para eso (entre otras cosas). Espero que a Violette, también.
Joana, la Violette és com tu i com altra poqueta gent. El nostre far de sempre. Espero que no us apagueu.
Alça-la, Manela, como está el patio..!
Y estic completament d'acord amb la Xurri.
Si es sexe es sexe ,i si es carinyo es carinyo.
Les dues coses juntes no van bé en un relat eròtic .
Altra cosa son les relacions maritals beneïdes o no.
Encara que un relat amoròs si que admet un xic de sexe. Però en un relat eròtic la tendresa actúa com el salfumant!.
Al Canal Plus si no recordo malament hi feien abans unes películes on els xicotets i les xicotetes estaven al lío cada dos per tres. Em sembla que els del relat deuen volver més aviat això però passat a texte.
Venga brillo! i a veure si ho veiem publicat
Mare meva, estic aterrant i llegint sense parar, i no sé ben bé de què va el tema de fons. Només sé que rellegiré aquest text moltes vegades...