Pre-nostalgias
sábado, 6 de junio de 2015 by el paseante
El fútbol siempre me ha
generado nostalgia por los partidos que vi y por los que no veré. Por los seres
con quien los vi y con quien ya no los veré.
Ese sentimiento se
multiplica cuando llega una final de la Champions en la que participa mi equipo (cosa que sucede muy de vez en cuando, aunque ahora estemos mal acostumbrados).
Mañana será uno de esos
días. El Barça y la Juventus se enfrentan en Berlín. Estaba invitado a ver el encuentro
en el televisor de la sala de estar de la tierra de la niebla, con mis padres y
los cuatro Hayden, pero les he llamado para decirles que me quedaré en la metrópoli.
Con ellos compartí la
final de 1992. Recuerdo que la señora Sofía preparó una cena ligera porque el
resto de la familia estábamos más pendientes del gol de Koeman que de sus
platos a fuego lento. Entonces no existían para nosotros ni el sargento Hayden
ni los niños. Luego fui con mi hermana a un pub, para tomar más de una copa.
Viví la final de 2006 con
el señor Gris. Los dos solos. Le puse una camiseta de Deco, al pobre, y se durmió entre mis
pies mientras sonaban los petardos más allá de la ventana con los goles de Eto’o
y Belletti en París. Me gustó que nos hiciéramos compañía esa noche, y no fui a
celebrarlo a la Rambla para quedarme con mi viejo amigo, ese pastor de ovejas
que se había acostumbrado a la ciudad. Él ya no está, pero fue nuestra final.
Las de 2009 y
2011, fueron casi en solitario, frente a mi pequeño televisor de mi pequeño piso. Nadie me invitó ni yo invité a
nadie. Al menos estaba Ilse en el chat, para hacerle la puñeta porque ella es
madridista.
Ahora, en 2015, llega una
nueva final que me genera una nueva nostalgia. Podría haber ido a la tierra de
la niebla y esperar que la señora Sofía hiciera una cena ligera porque nadie
estaría por sus platos a fuego lento. Pero esta vez me quedo en la ciudad con
la mujer de los mares del sur y el perro ventilador.
Cocinaremos algo ligero, porque yo estaré más pendiente del gol de Messi en el
viejo televisor que de la comida. Y espero que a Bruc le venga bien la
vieja camiseta de Deco, mientras bosteza en el sofá. Será nuestra final y nadie más podrá
vivirla que nosotros.
Cuando recuerde la quinta
Champions del Barça, será con ellos. Creo que mañana va a ser un día pre-nostálgico.