Viejuno


No me falta tanto para ser un anciano. Sé dónde estaré entonces: en la tierra de la niebla. Seré un viejo cascarrabias tumbado en una hamaca en el patio, cabreado porque me ha llamado el pequeño Hayden para decirme que viene a pasar el fin de semana conmigo con su nueva novia, justo cuando quería arrancar los tallos secos de las macetas, escuchando un partido del Barça en los walkmans. Levantaré el culo de mi hamaca comprada en Tintorero, en el estado venezolano de Lara, treinta años atrás, para poner algo de orden en la casa. Para arreglar su habitación de invitados.

Todavía soy relativamente joven. Todavía tengo algo de fuerza. Hace unos días levanté el culo de la hamaca en mi balcón de dos metros cuadrados en Barcelona porque sonaba el teléfono. Era la señora Hayden. Estaba a punto de entrar en el quirófano para una pequeña operación en un ojo (nada grave, pero doloroso). Me pidió ayuda para que ejerciera de tío estos días, justo cuando quería arrancar los tallos secos de las pocas macetas que tengo aquí.

Así que el día de la huelga general, el pequeño Hayden y el pequeño faraón Nil bajaron con sus monopatines a toda pastilla por la acera, chillando, sin respetar a los señores mayores que se acababan de levantar de su tumbona en el patio para ir a comprar provisiones para el sobrino que vendría a visitarles el próximo fin de semana con su nueva novia. Les pedí perdón elevando una mano, mientras corría por el paseo de Sant Joan tras las ruedas de los niños, intentando tirar de las gomas de sus pantalones y frenarlos en los semáfaros en rojo. Sudé como un condenado a muerte.

Pasamos la tarde entre dragones de Comodo, pingüinos, osos, cacatúas... En esa tarde de huelga en que estábamos prácticamente solos en esa parte concreta del atlas universal. Acabamos en la granja infantil, entre cabras, cerdos y caballos, escuchando cómo anunciaban por megafonía que estaban a punto de cerrar las puertas del zoológico porque ya eran las siete. No veía a ningún ser humano a la redonda, y sí muchos bichos que no sabían mostrarme el camino de salida. Así que, cargado con los monopatines y el cochecito Jané, corría entre los ecosistemas de Madagascar o de la estepa, entre lemures y suricatas que elevaban sus orejas a nuestro paso militar.

El pequeño Hayden se quejó de que andaba demasiado deprisa. Me dijo que quería mostrarme un nuevo animal, que estaba a sólo diez metros de distancia, que sería un momentito. Cedí, con la angustia de quedarnos encerrados toda la noche entre esas verjas. El nuevo animal era una máquina de helados. El pequeño Hayden es un tramposo. Se lo dije, y que no le compraría nada. Se sentó en el suelo, en su huelga particular ese día de huelga general. De nuevo, emergió en la megafonía la voz femenina que nos convidaba a abandonar las instalaciones con urgencia. Puse dos euros en la máquina y salió un cono de limón. El pequeño faraón Nil tiró entonces de mis pantalones. Exigente.

Cuando sea un viejo cascarrabias y vengan a visitarme con sus nuevas novias, los voy a llevar a visitar un nuevo animal en la tierra de la niebla. Será esa tienda con vinos caros que han abierto en la calle mayor.

Su padre vino a buscarnos a la salida del zoo, con el coche de policía camuflado. Le pedimos que pusiera la sirena azul en el techo o no nos montábamos. Dijo que no. Así que nos sentamos en la acera, en señal de protesta ese día de huelga general. Nos miró, y dijo: "Siempre podéis regresar a casa a pie". Y arrancó el motor, al mismo tiempo que despegábamos nuestros traseros del bordillo, corriendo para abrir las puertas del auto. Ese tipo duro sabe cómo tratar a los huelguistas que exigen helados o sirenas caprichosas.

Fue un día agotador. Así que el jueves le pedí ayuda. Pocoyó vino con su disfraz de domadora de circo para amansar a las fieras de mis sobrinos, aunque estuviera cansada del trabajo. Pero me regaló el favor de cambiarse de ropa, bajar al parque y conocer al pequeño Hayden y al pequeño faraón Nil. Lo primero que les contó es que tiene dos pingüinos como mascotas. No me gusta que engañen a los niños con historias absurdas, pero a ellos se les pusieron los ojos como platos y no se movieron de sus piernas escuchando cómo sacaba a caminar a sus animales de noche por el paseo de Sant Joan, cómo les daba sardinas después de que aplaudieran con sus aletas en esa fuente a mitad del trayecto, cómo los devolvía a su piso mientras ellos balanceaban sus cuerpos sin hombros. Y les habló de un amigo suyo que tiene marsupiales en casa. El pequeño Hayden se enamoró de Pocoyó. Y el pequeño faraón Nil, un poquito, también.

Dejamos a los niños en el domicilio Hayden. Nos quedamos solos en la calle. Ella no es tan tímida como yo, pero casi. Tenía ganas de quedarme un rato más al lado de esa mujer. Me atreví a perdirle si quería caminar un instante más conmigo (últimamente me siento solo, es extraño en mí). Ella no suele decir que no. Así que andamos como pingüinos urbanos, hacia el Turó Parc. Alargó el instante que le había pedido hasta mucho más allá del tiempo de la cena.

Pocoyó se cobrará ese y otros favores. Algun día.

No me falta tanto para ser un anciano. Sé dónde estaré entonces: en la tierra de la niebla. Seré un viejo cascarrabias tumbado en una hamaca en el patio, cabreado porque me ha llamado Pocoyó para decirme que viene a pasar el fin de semana conmigo con su nuevo novio, justo cuando quería arrancar los tallos secos de las macetas, escuchando un partido del Barça en los walkmans. Levantaré el culo de mi hamaca comprada en Tintorero, en el estado venezolano de Lara, treinta años atrás, para poner algo de orden en la casa. Para arreglar su habitación de invitados.

A mitad de nuestro trayecto, me llamó Ilse. Desde que está matriculada en la Universitat Oberta de Catalunya tiene problemas con el catalán (ella es madrileña, pero le gusta nuestro idioma). Así que la ayudo a traducir frases, a comprender textos, mientras sus gatas pasean sobre el teclado y su novio Oscar (ella le llama Ojcar, porque habla castizo) le prepara la cena en un barrio del centro de la península, que no sabría situar en un atlas mundial. Es curioso tener amigas en un sitio que no sabes localizar, imaginar.

El texto que debía traducirle hablaba de que cada historia es nuestra mientras la escribimos, pero que luego se convierte en mil historias diferentes en los ojos de mil lectores diferentes. Y, a partir de ese enunciado, le pedían una redacción. Me dijo que la escribiría, y que cuando regresara a casa, tras el paseo con Pocoyó, la tendría en el ordenador.

Llegué al piso. encendí la máquina. Allí estaba su texto. Era magnífico, como siempre. Hablaba de la relación de las palabras escritas o pronunciadas, con los lectores u oyentes. Pongo sólo un fragmento, porque no le he pedido permiso:

"Durante toda nuestra existencia, vamos cargando con un montón de palabras. Desde aquella punzada que nos soltó nuestra madre en forma de frase lapidaria y que ha acabado marcándonos el carácter hasta las cartas del primer novio, que vamos moviendo de mudanza en mudanza".

La llamé por teléfono para comentar su trabajo. Hablamos un rato de eso. Y luego quiso despedirse porque debía ir a cenar. Ella no es tan tímida como yo, pero casi. Tenía ganas de quedarme un rato más al lado de esa mujer. Me atreví a perdirle si quería charlar un instante más conmigo (últimamente me siento solo, es extraño). Ella no suele decir que no. Así que nos contamos cosas que no van a variar el sentido de rotación del planeta, pero que a nosotros nos sirvieron para sobrevivir. La tuve hasta las tantas al teléfono.

Ilse se cobrará ese y otros favores. Algun día.

No me falta tanto para ser un anciano. Sé dónde estaré entonces: en la tierra de la niebla. Seré un viejo cascarrabias tumbado en una hamaca en el patio, cabreado porque me ha llamado Ilse para decirme que viene a pasar el fin de semana conmigo con su nuevo novio, justo cuando quería arrancar los tallos secos de las macetas, escuchando un partido del Barça en los walkmans. Levantaré el culo de mi hamaca comprada en Tintorero, en el estado venezolano de Lara, treinta años atrás, para poner algo de orden en la casa. Para arreglar su habitación de invitados.

En eso se resume la vida: en arreglar habitaciones de invitados. Si lo conseguimos, significará que hemos sido especiales para alguien.

PD: El título de esta entrada es porque Ilse siempre me llama viejuno. Y lo soy. Ella es del puñadito de personas que agarro en el aire y las llevo a mi corazón. Suena a cursi, pero es así.

PD2: Este post es para Emily (otra que me va a joder cuando sea anciano, y me llame para venir con su nuevo novio, justo cuando quería arrancar los tallos secos de las macetas). Espero que no cierre su casa en Blogville. Que saque su hamaca comprada en Tintorero a su terraza sobre el río, y nos teclee palabras, de vez en cuando. Con su arte de novelista. Tumbada allí. Sonriendo.

20 comentarios:

    T'equivoques amb el meu final, jo no acabaré en una hamaca a la terrassa que dóna al riu. Un dia un amic va escriure un conte on sortia una dona amb el seu gos de potes curtes passejant per la platja i acabava la seva vida dormint en un sofà, aguantant les manies d'un vell, quan la nostra vida hagi millorat i ja sense força i més madurs i vellets com per a deixar-nos de barallar.
    Aquest conte el van publicar en una revista i segurament està a la Biblioteca Nacional, esperant que algú en un futur el pugui llegir i es pregunti qui era la dona que passejava amb el seu gos el primer dia del any, d'un segle passat...

     

    "En eso se resume la vida: en arreglar habitaciones de invitados. Si lo conseguimos, significará que hemos sido especiales para alguien."
    fantàstic!
    quanta raó!
    i fa massa temps que no preparo l'habitació de convidats .-(

     

    Potser queda massa resumida la vida en una habitació de convidats, però a mi també m´ha cridat l´atenció aquesta frase, em fa pensar i m´agrada.
    El problema ve quan la casa és massa petita o les habitacions estan totes ocupades....Tot i així, sempre ens quedarà el sofà, una manta i la nevera plena de provisions.

     

    Estoy muchísimo mas cerca de ti de la vejez y todavía no me la imagino donde voy a estar, tengo poca imaginación vivo mucho el presente, no me gusta pensar en el futuro ni preveerlo.
    Bonito post, como siempre tiene trozos de humor, espero que no te sientas muy solo.

     

    I ara, davant d'aquesta lletra lletra negreta cos 16 que em diu "Haga su comentario", què coi dic?

    Caldria, primer, eixugar-me la bava perque el teclat sembla asimilar força malament la caiguda de fluids al seu damunt.

    De viejuno, cascarrabias (m'agrada la paraula, sempre em sonarà als Zipi y Zape) o tímid potser en tinguis algunes lletres. D'ARTISTASSO de la Blogosfera, Catosfera i, fins i tot, Biosfera; les tens totes!

     

    Aquí hi ha una habitació de convidats, ara mateix ocupada, que quan tu visquis a la terra de la boira, sempre que vulguis podràs ocupar.
    Un petonet!

     

    recordo haver vist algun trailer de la pel·li; he escoltat baixet -suposo- la música... (tinc els gatets dormint a casa);

    jo no sé o no sé imaginar on reposarà el meu cul quan sigui vellet... i tampoc em falta tant!


    se'm fa gruixut pensar en la violència ni que sigui com a defensa: visc en una casa amb pati on comuniquen cases amb pati, algunes d'elles abandonades pels seus propietaris. Tot l'estiu he dormit amb portes i finestres obertes. Quan els gatets són a casa, tinc cura de tancar accessos. Com quan condueixo el cotxe i ells hi són a dins. Però quan no hi són...

    no sé com explicar la contradicció; potser tot es bellugui per les circumstàncies...

    bona nit, seductor de branques!

    i de flors en flor!

     

    Em sumo al comentari de la Kika sobre les habitacions de convidats! :)

     

    A mi també m'ha agradat aquesta frase "En eso se resume la vida: en arreglar habitaciones de invitados. Si lo conseguimos, significará que hemos sido especiales para alguien." Clar que si tots els teus amics viuen a la mateixa ciutat, no els caldrà l'habitació de convidats, a no ser que es barallin amb la seva parella, o vagin carregats de beguda... jajaja.
    Jo quan tingui arreglat el meu pis a la Costa Brava m'imagino que rebré forces visites.

    Quan siguem vells, qui sap! Potser estem al geriàtric que va inventar l'Emily, i cadascú tindrà la seva habitació

     

    Me gusta más cuando los paseos los cuenta otro. Me gusta ver su punto de vista, aunque sea viejuno : )

    Los pingüinos bien, pero comen demasiadas sardinas. Mis peces me miran muy mal ultimamente, y empiezo a entender por qué las carpas del turoparc se escondían debajo de los nenúfares.
    Por fin me acordé de que los marsupiales en cuestión se llaman petauros, díselo al pequeño Hayden, pero me temo que no los podrá ver: desde que llegó una bebita el año pasado se ve que la fauna se ha normalizado mucho en casa de mi amigo.
    Por cierto, que pocoyó también se enamoró del pequeño Hayden, y un poco también del pequeño faraón Nil.

     

    Potser un dia et truqui per anunciar-te que vindré a passar el cap de setmana amb tu, amb la meva nova novia. Llavors t'agrairé que hagis aixecat el cul de la hamaca comprada a Tintorero, a l'estat veneçolà de Lara, trenta anys enrere, per posar ordre a la casa i per arreglar l'habitació de convidats...

    ...Però no et perdonaré si no treus les branques seques dels testos!!! :P

     

    Delicioso!!!! Y profundo, como siempre...
    He publicado "la" frase en mi FB (necesito compartirte con mis amigos), espero que no te importe.
    Es un gustazo leerte!

     

    Ostres, i jo que no tinc habitació de convidats...però puc fer un raconet sobre l'estora del pit o al passadís del meu braç o entre els cinc dits de la mà dreta, o dins la nineta dels ulls...feliç dia plujós

     

    Quieres hacer el favor de levantar el culo de la puñeta de hamaca esa y venir a montar las estanterías para los libros del taller de una vez ,antes de que seamos todos unos ancianos por favor..!osti tú , coi d'home!

     

    Com que som tots ja gairebé vellets, podríem fer una colla de vells rondinaires i trobar-nos per fer-la petar....


    Petons!

     

    Emily, no sé com acabaran les vides de tots nosaltres. No sóc el mago Félix. Només és un post. I sempre he pensat que ha de ser bonic tenir un conte a la Biblioteca Nacional, i que un dia algú es pregunti si aquells personatges eren reals.

    Kika, ja toca arreglar-la, no? Gràcies per entrar. T'he posat un link i t'he llegit. Encara t'he de comentar per dir-te que m'agraden els teus textos.

    País, o una tumbona en aquell pati teu (que m'agrada imaginar).

    Mari-Pi-R, disiento. Estoy mucho más cerca de la vejez mental que tú. De la física, no lo sé. A ti te veo fresca como una flor. Generas optimismo con tu blog. De verdad.

    Òscar, m'agradaven els Zipi i Zape. Potser he heretat alguns dels seus adjectius. Gràcies pel comentari, maco. Sempre ets molt generós amb mi.

    Rita, sé que m'ho dius de veritat. I t'ho agreixo molt. També tindràs el teu raconet a la terra de la boira. Però t'aviso que et faré menjar caragols :-)

    Gatot, t'has quedat amb el clip de Youtube més que amb el meu text. Però ja m'agrada. Sempre em costa més trobar el tema musical que escriure el text.

    Candela, ningú no ho diria que fa temps que no reps convidats :-)

    Khalina, ja m'has apauntat a la llista d'espera per venir a la Costa Brava? I la idea de l'Emily del geriàtric a Blogville és xula. Potser és un futur negoci. Qui ho sap?

    Pocoyó, diré als nens que els marsupials són "petauros". Demà els faig de cangur i ho aprofitaré per explicar-los un conte amb pingüins i "petauros". També els preguntaré si se'n recorden de tu. El gran dirà que sí, i el petit que una miqueta.

    Fra Miquel, si això passa un dia, et portaré a caminar entre un munt de fruiters i m'hauràs d'explicar de quina varietat és cadacun d'ells. Quedes avisat :-)

    Lines, claro que no me importa. Al contrario, muchas gracias. Me gustaría saber si tienes blog.

    Vida, o en un raconet del teu comentari. Ets bona fins i tot comentant. És un plaer llegir-te. Sempre.

    MK, un día de estos te voy a traer cosas, para que acabes de llenar rincones. En serio, eh?

    Zel, no ets pas gairebé velleta tu. Tens una energia que espanta. Un petonet.

     

    Glups! Les vaig estudiar a la carrera, les varietats, però ja ni me'n recordo

     

    No, paseante, no tengo blog. Escribí un diario durante muchísimos años que he ido abandonando con el tiempo y que solamente retomo en momentos de inspiración (pocos para mantener vivo un blog...)

     

    La meva habitació d'invitats és l'habitació dels trastos, però et dic el mateix que li vaig dir a la Reya, si mai ho necessites improvitzarem una acampada hippie al terra del menjador amb sacs de dormir i el què faci falta!
    :)

     

    Fra Miquel, doncs a recuperar els vells apunts :-)

    Lines, es una pena. Detrás de un nick a veces intuyes a alguien interesante, y te gustaría saber más cosas de esa persona.

    Filadora, estaria bé una acampada hippie. Sense fer foc de camp, és clar.