Primer paseo del año



Hace frío en las calles, que están desnudas de gente. En las copas de los árboles no hay hojas y todo es caducidad, aunque estrenemos año. Unos pájaros oscuros picotean unos frutos negros en las ramas, que caen en la calzada y sobre los coches estacionados. Junto a los contenedores de basuras se acumulan los restos de la noche anterior, cuando todo eran guirnaldas, cornetas de cartón y buenos deseos.

La mujer de los mares del sur y yo caminamos con las manos en los bolsillos, el cabello corto y las bufandas como anacondas buenas enroscadas en los cuellos. Paseo arriba, el primer día del año.

Pocoyo nos abre la puerta de su casa y nos abraza el calor de su calefacción y de su mirada limpia. Nos invita a entrar en la intimidad de su biblioteca. Le sobran volúmenes o le falta espacio. Quiere que echemos un vistazo a sus libros antes de desprenderse de una buena parte de ellos. Así que nos sentamos los tres en el pasillo angosto, como viejos amigos, y dedicamos la tarde a recorrer los lomos de tantas historias leídas y por leer.

Doy mi primer paseo del año con los dedos, en lugar de con mis piernas, como cuando iba al Turó Parc para acariciar hojas de plantas tras las verjas y desear buenos deseos a la gente que quiero. Ahora lo hago con los libros de Pocoyo, que también tienen hojas. Ojeo novelas, leo reseñas, recuerdo autores que una vez leí y que ya no recuerdo. Encuentro ejemplares que me prestaron y que me gustaría tenerlos. Le pido consejos y ella me indica con timidez: “éste sí, éste no, éste acaso”. Hago montoncitos de libros junto a mis piernas.

La mujer de los mares del sur hace lo mismo. Ella prefiere novela contemporánea y yo clásica. También elige rarezas, mientras yo voy a lo seguro. Acabamos acumulando más volúmenes de los que deberíamos elegir.

Pocoyo nos despide contenta en el rellano, con un carro de la compra repleto de libros en ese primer paseo del año. Pulsamos el botón de la planta baja en el ascensor.

Salimos a las calles desnudas con el cabello corto y las bufandas como anacondas buenas enroscadas en los cuellos, arrastrando el carrito por los adoquines de la acera. Croc-croc. Junto a los contenedores de basuras se acumulan los restos de la noche anterior, cuando todo eran guirnaldas, cornetas de cartón y buenos deseos.

En casa nos aguarda el perro ventilador, solo y nervioso, y unas estanterías repletas de libros, donde deberemos hacer sitio para los que una vez leyó ella y ahora leeremos nosotros.

PD: La música de Esclarecidos, queda pendent.

7 comentarios:

    Sempre he pensat que els llibres, els quadres i els petits objectes heretats han de "rular". Els llibres per fer pensar, els quadres per ser contemplats i els petits objectes per recordar.
    Molts dels llibres de Pocoyó els havia llegit i comprat a mitges amb ma germana Bego. N'hi havien en anglès i per uns instants els apartava per a ma germana. Li agradaran, vaig pensar, sense recordar que ella ja no hi és.
    Aquest post el volia fer jo, però vaig pensar que tu el faries i millor.
    En fin, bona lectura. T'he dit mai que m'agrada que publiques?

     

    Yo cuando voy por la biblioteca siempre miro el cesto de los libros que cada uno abandona para el que quiera, pues la mayoría de las veces siempre encuentro algo interesante para llevarme. A los libros hay que seguir dándoles una vida en cada hogar.
    Un abrazo.

     

    He sentido el calor de la calefacción y también el de los libros.
    Precioso post y emotivo comentario de Emily.
    A veces me da por pensar si no desaparecerán un día los libros de papel por el libro electrónico y solo se harán bellas ediciones muy especiales .... Ojalá que no...
    Os envío besos a los dos :)

     

    Del contenido decir que me parece una manera perfecta de empezar el año. Libros...libros...mmmmm...(léelo como aquello de "galletas, galletas" del monstruo) :)
    Sobre la forma, ay, cómo me ha gustado la imagen de "bufandas como anacondas buenas" y cómo la metáfora de pasear con los dedos por las hojas de esos libros, como antes lo hacías sobre las hojas de las plantas del Turoparc...No dejes de publicar, Paseante, que me haces feliz. Abrazos y sonrisas!

     

    Vinc de visita a saludar el nou any i veig que segueixes tan tanoca i lletraferit com sempre. Doncs bones lectures! No t'empatxis

     

    Novela y canciones clásicas!...que tradicional Paseante, me dejaste con la miel en los labios con la canción de los Esclarecidos :-(

    y con lo vago que soy para las visitas!

     

    Emily, jo ja tinc una edat, els dits tremolosos i la vista cansada. Així que la propera història l'escrius tu, que també m'agrada quan publiques :-) La Bego va estar amb nosaltres aquella tarda. N'estic convençut.

    Mari-Pi-R, me cuesta mucho desprenderme de un libro. Lo he hecho poquísimas veces. Al fin y al cabo, no ocupan tanto espacio y su lectura nos llena muchas horas de satisfacción. Un abrazo.

    Daltvila, no creo que desaparezcan los libros. ¿Te imaginas cuadros o esculturas electrónicos? Cada manifestación artística tiene su soporte y la literatura necesita el tacto del papel (pienso yo). Un beso también para ti.

    Lisara, ¿y si mezclas libros con galletas? :-) Mi bufanda tiene la medida de una anaconda gigante. Es de lana y me la hizo una amiga. Yo, que soy un inconsciente, la lavé y la puse en el tendedero (a lo largo). La prenda se alargó mucho. Pero la sigo llevando muy a gusto. Gracias por tu comentario. Un abrazo y una sonrisa.

    Veí de Dalt, no m'empatxaré de tot això que em dius, no pateixis :-) Gràcies per passar per casa i espero veure't voltar per aquests mons de blogs tot aquest any. Una abraçada.

    Atikus, soy de la vieja escuela, creo que como tú. Pondré Esclarecidos un día de estos, y vigila que no enlace tu video en el que cantas en plan "viejo rockero-popero de la movida" :-) Mola ese clip. Un abrazo.