La señora Sofía y el perro ventilador
miércoles, 23 de abril de 2014 by el paseante
Hoy la mujer de los mares del sur ha venido de la tienda de revelado con un montón de fotografías en papel. Las ha sacado del sobre y las ha depositado sobre su regazo, como si fueran un botín que quería repartir conmigo. Me las ha ido mostrando en el sofá, una tras otra, mientras en uno de sus dedos relucía el anillo de casado de su padre.
Son imágenes de sus vacaciones de Semana Santa.
En una, la señora Sofía está agachada frente al perro ventilador, mostrándole una pelota para que juegue en aquel patio con marquesas. Él tiene las orejas alerta. En esa fotografía, creo que se han comenzado a enamorar el uno del otro.
Hay varias fotos de un
paseo junto al canal: una mariposa en la valla de una casita de campo
deshabitada, unas amapolas junto a un pozo de riego, el perro ventilador
paseando por un campo de manzanos por primera vez en su vida, el perro
ventilador orinando en un manzano por primera vez en su vida.
Otras imágenes recuerdan
el partido de tenis entre mi padre y el pequeño faraón Nil (con una raqueta
demasiado grande para sus ocho años), aquella tarde en que el perro trotaba de
una parte a la otra de la pista intentando robarles la pelota amarilla con las
orejas alerta, mientras la mujer de los mares del sur les hacía fotografías con
sus gafas de sol de estrella de cine.
También aparece la
excursión a la sierra para recoger tomillo. Parecemos un paso de Semana Santa. La
señora Sofía al frente, con la azada. El tenista detrás con la caja repleta de
hierbas aromáticas. El pequeño faraón Nil a la zaga, intentando dominar al
perro ventilador que conduce atado con una correa. La mujer de los mares del
sur los sigue, con su aspecto de turista en aquel paisaje lunar con cráteres,
montículos y lagunas secas.
La gran comida del sábado
también quedó inmortalizada en esa fotografías que ahora veo en el sofá: el
pequeño Hayden comiendo tres platos de caracoles, el pequeño faraón Nil y sus
cuatro canelones, el tenista sirviendo el vino que le había regalado la mujer
de los mares del sur, la señora Hayden cortando la mona de Pascua a destiempo,
el sargento Hayden ordenando a sus hijos, la señora Sofía guardando comida para
el perro ventilador que lloraba en la tercera planta de la granja de los
caballos, aislado de la fiesta y de ella. Allí creo la señora Sofía y el perro ya
eran el uno para el otro.
La mujer de los mares del
sur me enseña una instantánea de ese mediodía lluvioso en que fuimos a la
iglesia de la tierra de la niebla, donde yo había ejercido de monaguillo cuando
era pequeño. Es de Santa Teresina, el nombre de su madre que la llamaba cada
dos por tres para saber si la tratábamos bien en la tierra de la niebla en sus
vacaciones de Semana Santa.
Hay selfies de la mujer
de los mares del sur con el perro ventilador en su habitación de invitados (los
dos miran a la cámara). Ella ocupaba una cama del siglo XIX y él un colchón del
siglo XXI en el suelo, con vaquitas estampadas, que fue propiedad del señor
Gris.
La última imagen es del día
de la partida de la mujer de los mares del sur y del perro ventilador de la granja de los caballos. La señora Sofía
rasca la cabeza del animal en esa foto. Recuerdo que le preguntaba:
-On tens una puça? Aquí?
O aquí? O sota la galta?
Y él babeaba. Se querían.
Nosotros la habíamos
prevenido que el perro mordía a veces. Pero mi madre es atrevida y, a su edad,
no va a tener miedo de un animal que mide dos palmos de alto. Así que lo tocó
tanto como quiso, mientras él parecía respetuoso ante ese huracán de mujer que
le tiraba pelotas, lo rascaba y le guardaba restos de comida de los platos de
los invitados. La señora Sofía me dijo que ese perro era el mejor regalo que me podía dar una persona en este momento.
Luego, la mujer de los
mares del sur y el perro ventilador subieron al coche de los Hayden para
regresar a Barcelona. Yo me quedé todavía en la tierra de la niebla, pensando
que habían sido días bonitos que no volverán más que en esas imágenes que ella
me enseña ahora en el sofá y que va a mandar mañana por correo a mis padres.
Ellos no tienen whatsapp ni internet, pero han comprado marcos para poner
nuevas fotografías en los pasillos, en el comedor, en las habitaciones… De vez
en cuando las van a mirar y se acordarán de ellos dos (la mujer y el perro), hasta que regresen en
septiembre.
PD: Que tingueu un molt bon
Sant Jordi. Especialmente tu, Montse Arare, eh? eh? eh? :-)
PD2: Avui hem fet una excursió, la dona dels mars del sud i jo, per les llibreries de Barcelona. A la majoria tenen: "Avui és Sant Jordi, Bruc". És un conte bonic..
PD3: Aquesta fotografía és de Setmana Santa. Lo Bubu i jo. Gràcies, Emily.
PD2: Avui hem fet una excursió, la dona dels mars del sud i jo, per les llibreries de Barcelona. A la majoria tenen: "Avui és Sant Jordi, Bruc". És un conte bonic..
PD3: Aquesta fotografía és de Setmana Santa. Lo Bubu i jo. Gràcies, Emily.