Primer paseo del año
lunes, 2 de enero de 2006 by el paseante
Deambulo por las calles en los primeros minutos del 1 de enero (no podría concretar en cuál, ya que tengo la pila del reloj gastada), sin ser feliz del todo, ni tampoco exageradamente infeliz. Confío en que el señor Gris ya duerma -con la cabezota apoyada en un cojín, en plan personita-, porque siguen las tracas y siempre busca refugio a la espalda de alguien que le cuide. Le he dejado abandonado a su suerte, con su collar hawaiano de color naranja, para dirigirme a mi santuario del Turó Parc.
En el camino he visto balcones repletos de luces intermitentes en pisos altos, como sucursales chinas de "todo a un euro", que me han recordado que permanecemos de celebraciones.
Sólo son veinte minutos de paseo real -pero una infinidad de años luz si hablamos de capacidad adquisitiva- los que me separan del parque y su vecindario. Las vallas de los jardines están cerradas de madrugada. Camino alrededor del recinto, y acaricio cada hoja de planta que asoma a la acera exigiendo un buen año para cada uno de los seres vivos que se han ocupado de mí últimamente. Una hoja, un alma. Un alma, una hoja. Es una tradición casi tan tonta como todo lo que hago. Pero, ¿y si les doy suerte?
El Turó Parc es un espacio noble y exigente que me magnetiza. Por eso acudo a él en fin de semana, y por temporadas (cuando necesito elevar el ánimo) a diario. Observo las ventanas estupendamente iluminadas y fumo un cigarrillo, mientras abandono mi mirada en el estanque del jardín romántico y pienso que no estaría mal residir aquí.
En el camino he visto balcones repletos de luces intermitentes en pisos altos, como sucursales chinas de "todo a un euro", que me han recordado que permanecemos de celebraciones.
Sólo son veinte minutos de paseo real -pero una infinidad de años luz si hablamos de capacidad adquisitiva- los que me separan del parque y su vecindario. Las vallas de los jardines están cerradas de madrugada. Camino alrededor del recinto, y acaricio cada hoja de planta que asoma a la acera exigiendo un buen año para cada uno de los seres vivos que se han ocupado de mí últimamente. Una hoja, un alma. Un alma, una hoja. Es una tradición casi tan tonta como todo lo que hago. Pero, ¿y si les doy suerte?
El Turó Parc es un espacio noble y exigente que me magnetiza. Por eso acudo a él en fin de semana, y por temporadas (cuando necesito elevar el ánimo) a diario. Observo las ventanas estupendamente iluminadas y fumo un cigarrillo, mientras abandono mi mirada en el estanque del jardín romántico y pienso que no estaría mal residir aquí.
Un dia un amic me va dir que jo buscava viure en una gàbia daurada. Crec que és la millor manera de definir aquest lloc, Paseante. Un lloc on tot sembli més bonic...Que passis un bon any que comença...
Pues yo te dejo otro, casi 4 años más tarde. Cuando me acuerdo de hacerlo, me gusta mirar los primeros posts de los bloggers. Es siempre bonito ver la semillita inicial de todo un recorrido que transformamos a nuestro avance y que, en parte, también nos transforma.
Un beso desde la lejanía.
T'he descobert i m'agrada molt com escrius.He decidit llegir-te des del començament. Jo en prou feines se què és un blog però n'he obert un per parlar amb la meva mare que ara també és en un espai virtual, del qual no crec que em contesti. No se per què però és molt més fàcil per a mi escriure quan se que és per algú. Es com cuinar, si fos per a mi sola, potser no cuinaria massa... Quan acabi de llegir-te tot et tornaré a saludar. fins aviat paseante!