A (de Albert o de Atikus)


Para Atikus.

Este sábado fumaba junto al canal de riego de la tierra de la niebla, sentado en una tarima sembrada de hierba con los pies cruzados sobre el caudal de agua. Hacía sol y los manzanos estaban cubiertos de flores blancas que olían discretamente.

Los colores estaban dibujados por niños: el azul del cielo parecía trazado con tizas escolares de cera de la marca Dacs, así como los frutales de un verde neutro. Incluso los pájaros y el sol y la tierra del camino de Duran tenían ese aspecto infantil. Permanecía tranquilo allí, dejando que mi piel se coloreara por primera vez este año en mi rostro y en la parte de mi cuello que dejaba tostar la boca en forma de sonrisa de mi camiseta negra. Me la remangué hasta los hombros mientras leía La soledad de los números primos, de Paolo Giordano, bajo los plataneros. Hacía tiempo que no tenía un texto tan bueno entre las manos:

"Y Alice sonrió pensando que quizá aquélla sería la primera media verdad de los esposos, la primera de las pequeñas grietas que se crean entre dos personas, por las que tarde o temprano la vida introduce su ganzúa y hace palanca".

Normalmente recorro esos parajes en soledad. A veces me acompaña el recuerdo del señor Gris, o aparece el ángel Melahel de repente para quejarse de que el polvo se mete entre las plumas de sus alas y luego tiene trabajo para cepillarlas (es urbanita). Y cuando escucho las campanas festivas en la iglesia del lejano pueblo, poco antes de las ocho de la tarde, regreso a la granja de los caballos.

Cuando soy más feliz en ese lugar, que es el centro de mi mundo, es cuando viene el pequeño Hayden con sus tizas escolares de cera de la marca Dacs para dibujarme cocodrilos en el canal, o dinosaurios en las casetas de los campesinos o tesoros a medio enterrar en los campos labrados antes de que allí crezcan las matas de maíz. Me cuesta reír, pero con él lo hago siempre. Es un pillo que añoraría Mark Twain para sus textos. Con él es imposible llevar una novela en la mochila, porque el niño es un libro en sí mismo, con mil páginas por escribir que te entretienen intentando poner caligrafía en ellas.

Nunca he tenido grandes amigos masculinos, quizá por eso me gusta tanto el pequeño Hayden. Una vez tuve uno. Espero que se siga llamando Albert, porque hace siglos que no sé nada de él. Era el guapo de la clase, pero él no se lo creía. Era amable, discreto, natural, jamás entraba en discusiones con nadie, aceptaba las bromas y no las devolvía. Era bueno haciendo deporte, pero te dejaba ganarle en la carrera para aumentar tu autoestima. Le gustaba el cine, y te prestaba On the road porque le había apasionado la novela. Una mañana la profesora de Biología en el instituto nos propuso que nos uniéramos en grupos de dos personas para recopilar un herbario. Las chicas se pusieron en fila india para pedir que Albert las prefiriera. Pero me eligió a mí, que era el tontito de la clase.

Este sábado, fumaba junto al canal de riego de la tierra de la niebla, sentado en una tarima sembrada de hierba con los pies cruzados sobre el caudal de agua. Hacía sol y leía esa novela fabulosa llamada La soledad de los números primos:

"Los nuevos compañeros que iban tomando asiento le lanzaban miradas aprensivas, sin sonreírle. Algunos cuchicheaban y Mattia estaba seguro de que hablaban de él. Se fijaba en los sitios que quedaban libres, y cuando el que había junto a una chica con las uñas pintadas de rojo fue ocupado, sintió alivio. Al fin la porfesora entró en el aula y Mattia se escurrió hasta el único que había quedado sin ocupar, al lado de la ventana.
-¿Eres tú el nuevo? -le preguntó el compañero, que parecía tan solo como él.

Hace casi treinta años, con Albert recogimos decenas de plantas desconocidas, analizándolas, buscándolas en los libros pesados de la biblioteca municipal, prensándolas entre hojas de periódico, contándonos proyectos de futuro, paseando por el camino de Duran que mucho tiempo después se trazaría con colores Dacs mientras este sábado fumaba junto al canal de riego de la tierra de la niebla recordando todo eso y pensando qué habría sido de él. En soledad. Con el libro que descansaba sobre mis rodillas, a punto de precipitarse al caudal de agua.

La última noticia que tuve de Albert es que vive en una montaña con su hermana y una amiga. Anarquista, como siempre. Le imagino allí. Feliz. Seguramente deja que le ganen en las carreras campo a través.

También imaginaré feliz a Atikus en el futuro, se marche adonde se marche. Siempre pensé que se parecía a Albert: amable, discreto, natural, alguien que jamás entra en discusiones con nadie, que acepta las bromas y no las devuelve. Que es bueno haciendo cualquier cosa, pero te deja ganarle para aumentar tu autoestima. Te echaré de menos, segundo entrenador.

20 comentarios:

    Em va agradar el llibre, però em va entristir llegir-lo.

    Jo també enyoraré l'atikus, n'has fet una bona descripció. Jo el veig una mica peluix...

    L'apunt, com sempre, maco.

     

    A mi el llibre em va agradar molt. Em va fer entendre moltes coses en el seu moment, com que tots tenim un "número primo gemelo".
    En referent a l'Atikus, és un encant. Però em sembla bé que deixi el bloc, ja li vaig dir que segurament tenia una novieta.
    I la darrera, els colors de cera són millors els Manley :)

     

    No he tingut el plaer de "conèixer" l'Àtikus, però pot estar molt content de que algú com tu li dediqui aquesta història que fa emocionar.... Gràcies per compartir-la, de debó, m'emociones :) petons

     

    Me voy a poner coloraoo, jaja!

    no, no creo que yo sea como Albert, ...quizás en mi infancia...pero uno con la edad se hace gruñon y perverso, y si acaso disfruto del sentido del humor pero en plan buguelesco, vamos con un toque d humor negro ;)

    Siempre me gusto eso de segundo entenador, mas que nada porque al que largan es al primero...y así me quedo con las chicas!!

    Un abrazo amigo

    y gracias por todo


    y a las chicas también


    petons

     

    Ara he d'anar a comprar klinexs per deixar-los al replà?

     

    Un altre llibre que tinc pendent! Hauria d'agafar-me un any sabàtic per fer baixar la llista!
    Ja te'l demanaré (je je)

    Més que seguir el blog de Aticus, seguia els comentaris que feia, sobretot al teu blog.
    El trobarem a faltar, però entenc que després de 6 anys es vulgui agafar un any (o més) sabàtic

    Una abraçada

     

    Un texto fantástico, Paseante. Me encanta cómo enlazas unas y otras ideas, cómo vinculas paisajes, sensaciones y recuerdos. Tienes un estilo muy particularmente tuyo que siempre leo con gran gusto.

     

    ooh! jo no coneixia l'Atikus més que pels comentaris que et feia però em sembla que li has dedicat un comiat preciós... He tingut aquest llibre a les mans fa poc i no vaig arribar a comprar-lo. Potser ara que l'has comentat ho faré...
    Qualsevol desapareixeré per a que em dediques un post bonic! :P
    Muaks!

     

    qualsevol dia, volia dir. Ja saps... el jet-lag... ;)

     

    Aquest escrit és un conte de primavera dibuixat al blog.
    Amb paisatges decolors, rius i flors. Un llbre que em va agradar. Molt ben escrit com els teus textos.
    No conec al segon entrenador però li desitjo el millor!
    Bona Diada Paseante!
    ( També et comento tard però tot just comença Sant Jordi)
    Bona nit :)

     

    Bon St.Jordi!

     

    Que bé escrius "bandidu", que bé...

     

    Rita, sí que és una mica peluix aquest home.

    Emily, deixar un blog per una novieta? Quins acudits.

    Cris, gràcies. Si mai vols llegir bones crítiques cinematogràfiques, visita el seu blog. Ha deixat d'escriure, però no l'ha tancat.

    Atikus, para la próxima temporada tengo previsto fichar a una delantera sueca. Así que si vuelves a escribir en tu blog, te readmito de segundo entrenador. Un abrazo, majo.

    Veí, tu et moques amb les mànigues.

    Fra Miquel, també em passa que conec gent pels comentaris que va deixant en altres blogs, però a qui no he llegit mai a casa seva.

    Duschgel, muchas gracias.

    Nimue, pobra de tu que t'hagi de dedicar un post. Sé on vius.

    Joana, espero que tinguessis una bona diada de Sant Jordi.

    Atikus, gracias. A ver si nos compráis esa tradición en Madrid.

    Zel, bandida tu :-)

     

    No conec a Atikus personalment però sempre m´ho imaginat tal cual ho has definit:)

     

    Troyana, crec que tots som més o menys com ens imaginem. Gràcies per entrar.

     

    quina troballa... :D

     

    M'agrada llegir-te sempre... Sempre. Encara que trigui en comentar-te, pots estar segur que t'he llegit i que m'ha agradat.
    :)

     

    Candela, gràcies.

    Violette, també gràcies. Comenta quan vulguis, dona. No hi ha pressa.

     

    un bonic post per l'Atikus. Jo només el coneixia pels comentaris i pel seu paper de segon entrenador

     

    Khalina, l'Atikus tenia (té) un bonic blog de cinema. M'agradava molt llegir-lo. Espero que torni a obrir. I tu? Quan publiques?