Pausa invernal
miércoles, 13 de diciembre de 2006 by el paseante
El señor Gris ha recuperado su aspecto saludable de antes. Ha adelgazado y camina de nuevo a cuatro patas (como Dios manda en los cuadrúpedos) gracias al tratamiento caro que pagan los Hayden. Lleva el cuerpo rapado porque los nudos habían formado trincheras en su pelo largo, aunque la peluquera le respetó la pelambrera de la cabeza y ahora es un leoncito. Se le nota renovado.
En estas recientes vacaciones de cuatro días le llevé a recorrer caminos de campo eternamente encharcados; y a jugar al escondite, con el pequeño Hayden montado en bicicleta, en el laberinto del parking donde mi padre guarda su coche. El niño se moría de risa cada vez que le sorprendía en una esquina e intentaba agarrar la capucha de su chaqueta, mientras apretaba los pedales para escapar de mi acoso y refugiarse tras el chaquetón de invierno del tenista. El perro trotaba feliz tras la secuencia cinematográfica, como un bobito.
Entre la niebla, también caminé solo y escuché mi programa de radio favorito. Lo emitía el tractor aparcado de un campesino que podaba sus frutales. Salían voces familiares del aparato que me recordaron que lejos, al este, existe una metrópoli a la que debería regresar de nuevo tras esa pequeña pausa.
En estas recientes vacaciones de cuatro días le llevé a recorrer caminos de campo eternamente encharcados; y a jugar al escondite, con el pequeño Hayden montado en bicicleta, en el laberinto del parking donde mi padre guarda su coche. El niño se moría de risa cada vez que le sorprendía en una esquina e intentaba agarrar la capucha de su chaqueta, mientras apretaba los pedales para escapar de mi acoso y refugiarse tras el chaquetón de invierno del tenista. El perro trotaba feliz tras la secuencia cinematográfica, como un bobito.
Entre la niebla, también caminé solo y escuché mi programa de radio favorito. Lo emitía el tractor aparcado de un campesino que podaba sus frutales. Salían voces familiares del aparato que me recordaron que lejos, al este, existe una metrópoli a la que debería regresar de nuevo tras esa pequeña pausa.
Escoltes Versiórac1? No hi ha res més bonic que un gos corrent lliure i un nen rient!
Sí, escolto Versiórac1. Cóm ho saps?
Intuïció. Per cert, aquest és un del blocs que més m'agraden, tenim coses en comú, com passejar el gos i observar la gent mentre camino, ho fas això de mirar les finestres il.luminades, tot imaginant com és la vida dels que viuen?
Gràcies pel comentari Emily. Miro les finestres il.luminades del Turó Parc, tot imaginant cóm seria la meva vida en un d'aquells pisos magnífics.