El coño de tu prima
miércoles, 22 de noviembre de 2006 by el paseante
No soy sociólogo. Por eso no comprendo por qué a los treinta años los adolescentes me llamaban con cortesía de usted y a los cuarenta y dos me tutean. Tengo espejos en mi apartamento y no he rejuvenecido, al contrario. Es por otro motivo que se me escapa.
No sé nada de ellos, excepto que se agrupan por tendencias más basadas en la estética que en un ideario: antisistema, cosplayers, decorers, frikis, grunges, heavis, lolailos, pijos, poseurs, punks, raperos, rockers, skaters, wannabes...
Les veo a diario caminar despistados por la calle o acampados en las plazas, con sus pantalones bajos de cintura que muestran la ropa interior al agacharse para depositar la lata de cerveza sobre las baldosas de la plaza del Diamant (pobre Mercè Rodoreda, ¿dónde está tu universo?). Desconozco su sentido de la vida y parezco un marciano intentando analizar esa nueva tradición catalana (estilo bastoners o castellers) que realizan mayoritariamente. Consiste en organizar pequeñas fallas en la palma de su mano con un desconocido material de color oscuro.
Me piden mil cosas en el cruce, como si fuera un tendero: "¿Tienes papel?" (¿para qué querrán un kleenex?), "¿me das un cigarrillo?", "¿qué hora es?", "¿dónde hay una boca de metro?", "¿me prestas (¿seguro que me la vas a devolver?) una moneda para llamar desde la cabina?"...
O me preguntan por lugares exóticos: Razz Club, Fonfone, Zacarías, Àtic, Luna Mora, Universal, Mond Club... Intuyo que son salas de fiesta, donde las señoritas esperan sentadas en los bancos de la pared a que un apuesto joven las convide a bailar.
Hace cuatro o cinco años, una chica me entretuvo:
-Perdona, ¿sabes dónde está el coño de tu prima?.
-Aquí -le contesté elevando mi dedo medio, y me alejé.
-Oye, que es una discoteca -gritó a mi espalda; y repetí el signo maleducado sin girarme.
-Te lo juro, joder.
Nunca podré decirle que lo siento. Poco después, narrando la anécdota en una cena, los compañeros me observaron extrañados de que no conociera ese club tan de moda en el momento. (Quizás sigue funcionando en Consell de Cent, 294.)
Mi abuela paterna murió en edad nonagenaria hace nueve años. Me dejó un libro en herencia: La joven bien educada de María Orberá, impreso por la librería de Pascual M. Villalba en Valencia en 1899. "Si no trobes una senyoreta així, no et casis mai amb cap dona".
Es un texto basado en las preguntas de una supuesta institutriz y las respuestas de una imaginaria alumna. Reproduciré algunos fragmentos:
"-¿Qué es lo que más aleja a una joven de la modestia?
-El deseo inmoderado de agradar. Una señorita debe ocuparse más en hacerse estimar por las prendas de su corazón, que por las bellezas exteriores.
-¿Hay alguna otra regla que observar respecto a la limpieza?
-Sí señora; que la operación de lavarse las manos debe repetirse cuantas veces se haya tocado alguna cosa que pueda manchar; antes de sentarse a la mesa y cuando se tenga que trabajar en alguna labor delicada.
-¿Qué hay que notar respecto a la limpieza y aseo de los vestidos?
-Que las ropas interiores han de estar sumamente limpias, y al efecto, se mudarán cuantas veces sea necesario; y que los vestidos exteriores no deben de tener manchas, roturas, descosidos ni polvo, conservándolos con el mayor esmero.
-Además de la limpieza en general, ¿hay que fijarse en algunas particularidades que con ella se relacionan?
-Sí señora; debemos tener presente que todo lo que contribuye a alterarla no puede hacerse nunca delante de nadie; y por consiguiente, nos abstendremos de rascarnos la cabeza o el cuerpo, tocar el interior de las orejas, mordernos las uñas y escupir en los suelos, especialmente estando en el templo.
-¿Es decente comer con precipitación?
-Ni decente ni higiénico; por consiguiente, se comerá con calma, pero que no degenere en demasiada lentitud.
-¿Qué haremos cuando sea necesario extraer de la boca algo que no pueda ser tragado?
-Sacarlo con los dedos, acercándolo con la lengua a los labios, y nunca nos permitiremos escupirlo, a fin de no arrojarlo sobre el plato de los demás.
-¿Cuáles son los sitios de preferencia en la calle y en los paseos?
-En la calle la acera; en los paseos la derecha, si van dos personas, y el centro si van más; siendo en cada caso los de menor categoría los que más se alejen de la acera, de la derecha o del centro."
Tengo tentaciones de hacer fotocopias de La joven bien educada y entregarlas entre los transeúntes que no saben marchar por la vía pública, entre los niños que escupen pipas en las baldosas, entre las chicas que barren las aceras con sus pantalones acampanados, entre las princesas que comen excesivamente deprisa o exageradamente despacio...
También se puede adquirir en Second Life Books por 35 dólares.
No sé nada de ellos, excepto que se agrupan por tendencias más basadas en la estética que en un ideario: antisistema, cosplayers, decorers, frikis, grunges, heavis, lolailos, pijos, poseurs, punks, raperos, rockers, skaters, wannabes...
Les veo a diario caminar despistados por la calle o acampados en las plazas, con sus pantalones bajos de cintura que muestran la ropa interior al agacharse para depositar la lata de cerveza sobre las baldosas de la plaza del Diamant (pobre Mercè Rodoreda, ¿dónde está tu universo?). Desconozco su sentido de la vida y parezco un marciano intentando analizar esa nueva tradición catalana (estilo bastoners o castellers) que realizan mayoritariamente. Consiste en organizar pequeñas fallas en la palma de su mano con un desconocido material de color oscuro.
Me piden mil cosas en el cruce, como si fuera un tendero: "¿Tienes papel?" (¿para qué querrán un kleenex?), "¿me das un cigarrillo?", "¿qué hora es?", "¿dónde hay una boca de metro?", "¿me prestas (¿seguro que me la vas a devolver?) una moneda para llamar desde la cabina?"...
O me preguntan por lugares exóticos: Razz Club, Fonfone, Zacarías, Àtic, Luna Mora, Universal, Mond Club... Intuyo que son salas de fiesta, donde las señoritas esperan sentadas en los bancos de la pared a que un apuesto joven las convide a bailar.
Hace cuatro o cinco años, una chica me entretuvo:
-Perdona, ¿sabes dónde está el coño de tu prima?.
-Aquí -le contesté elevando mi dedo medio, y me alejé.
-Oye, que es una discoteca -gritó a mi espalda; y repetí el signo maleducado sin girarme.
-Te lo juro, joder.
Nunca podré decirle que lo siento. Poco después, narrando la anécdota en una cena, los compañeros me observaron extrañados de que no conociera ese club tan de moda en el momento. (Quizás sigue funcionando en Consell de Cent, 294.)
Mi abuela paterna murió en edad nonagenaria hace nueve años. Me dejó un libro en herencia: La joven bien educada de María Orberá, impreso por la librería de Pascual M. Villalba en Valencia en 1899. "Si no trobes una senyoreta així, no et casis mai amb cap dona".
Es un texto basado en las preguntas de una supuesta institutriz y las respuestas de una imaginaria alumna. Reproduciré algunos fragmentos:
"-¿Qué es lo que más aleja a una joven de la modestia?
-El deseo inmoderado de agradar. Una señorita debe ocuparse más en hacerse estimar por las prendas de su corazón, que por las bellezas exteriores.
-¿Hay alguna otra regla que observar respecto a la limpieza?
-Sí señora; que la operación de lavarse las manos debe repetirse cuantas veces se haya tocado alguna cosa que pueda manchar; antes de sentarse a la mesa y cuando se tenga que trabajar en alguna labor delicada.
-¿Qué hay que notar respecto a la limpieza y aseo de los vestidos?
-Que las ropas interiores han de estar sumamente limpias, y al efecto, se mudarán cuantas veces sea necesario; y que los vestidos exteriores no deben de tener manchas, roturas, descosidos ni polvo, conservándolos con el mayor esmero.
-Además de la limpieza en general, ¿hay que fijarse en algunas particularidades que con ella se relacionan?
-Sí señora; debemos tener presente que todo lo que contribuye a alterarla no puede hacerse nunca delante de nadie; y por consiguiente, nos abstendremos de rascarnos la cabeza o el cuerpo, tocar el interior de las orejas, mordernos las uñas y escupir en los suelos, especialmente estando en el templo.
-¿Es decente comer con precipitación?
-Ni decente ni higiénico; por consiguiente, se comerá con calma, pero que no degenere en demasiada lentitud.
-¿Qué haremos cuando sea necesario extraer de la boca algo que no pueda ser tragado?
-Sacarlo con los dedos, acercándolo con la lengua a los labios, y nunca nos permitiremos escupirlo, a fin de no arrojarlo sobre el plato de los demás.
-¿Cuáles son los sitios de preferencia en la calle y en los paseos?
-En la calle la acera; en los paseos la derecha, si van dos personas, y el centro si van más; siendo en cada caso los de menor categoría los que más se alejen de la acera, de la derecha o del centro."
Tengo tentaciones de hacer fotocopias de La joven bien educada y entregarlas entre los transeúntes que no saben marchar por la vía pública, entre los niños que escupen pipas en las baldosas, entre las chicas que barren las aceras con sus pantalones acampanados, entre las princesas que comen excesivamente deprisa o exageradamente despacio...
También se puede adquirir en Second Life Books por 35 dólares.
Me pido un juego de fotocopias de este manual! Mis padres se han esmerado en darme una educación pero quizás en algún aspecto no estuve suficientemente atenta.
Ay! tu abuela te puso el listón demasiado alto. Joven tan "com cal" difícil es de encontrar. Ya no quedan diría.
Ahora nos reímos de estas cosas, pero si lees punto por punto, y quitando ciertos comentarios clasistas y sexistas, yo creo que casi todo lo que dice es bastante cabal, son normas muy básicas de comportamiento social. Quizá me esté haciendo vieja, a pesar de que acabo de cumplir los 34, pero ese manual le vendría muuuy bien a la mayoría de la gente que puebla esta jungla que es Madrid.
Paseante, estás soltero, claro.
Cuenta con el juego de fotocopias Paloma. ¿Te importa si no son compulsadas?
No estás envejeciendo Ilse. El problema es que vivimos en ciudades salvajes y nos parece que el civismo hace tiempo que se largó de vacaciones a Marina D'Or.
Katrin, por supuesto.
Mi favorita: hay que presentar la persona de rango inferior a la de superior, la persona joven a la anciana, la mujer al hombre... ¿Por qué? Porque el primero que oye el nombre del otro gana la información de ventaja. Algunas normas de urbanidad son menos rídiculas de lo que parecen.
A mi, aquesta de treure una cosa de la boca amb els dits, no m'agrada. Pots dipositar-ho en un mocador, dissimuladament. O anar al bany, i amagat dels altres escopir en el WC. També pots beure aigua, i empassar de cop, tot i que et jugues morir asfixiada. Però posar-se els dits a la boca...