La emoción

Quedan pocas horas para que todo comience a suceder.

Ilse quiere provocarme la envidia presumiendo de sus entradas. Esta noche estará en la capital del país vecino para asistir en directo al espectáculo. Como es presumida, supongo que ya tiene dispuesta su camiseta de avispa sobre la cama, y los lápices alineados en el tocador para llenarse el rostro de colores.

Serán dos horas de emoción, de gritos de ánimo hacia esos muchachos que tanto le gustan, de borrachera colectiva a la salida del recinto si todo ha salido bien. Pero a mí no me importa, porque desconozco a los Artic Monkeys que actúan en la Sala Heineken de Madrid. Además, a esa misma hora juega el Barça en Saint Dénis.

Lo viviré en casa. He iniciado los preparativos comprando gambas para broncear en la plancha y una botella de vino blanco, porque no me gusta el cava. He lavado la camiseta de Deco que llevará el señor Gris durante toda una semana, si nos visita la victoria. Ahora cuelgan sus mangas en la tabla de planchar, con aroma de lavanda, y el perro la mira con desgana al pasar a su lado. Hace calor y le fastidiará lucirla.

Cuando el corso Giuly marque el gol de la victoria con sus pequeños pies de funambulista me brillará la mirada. Quizás la casualidad permita que, en ese mismo momento, Ilse esté escuchando, con la emoción instalada en sus ojos de gata:

Get on your dancing shoes
There's one thing on your mind
Hoping they’re looking for you
Sure you'll be rummaging' through

And the shit, shock, horror
You've seen your future bride
Oh, but it's oh so absurd
For you to say the first word
So you're waiting and waiting

The only reason that you came
So what you scared for?
don't you always do the same
It's what you there for, don't you know

2 comentarios:

    Por una vez, y sin que sirva de precedente, creo que fue más emocionante la final de la champions. Por más que estos jóvenes (demasiado jóvenes incluso para mí) tocaran bien, aunque breve, su limitado repertorio. Es bonito compartir emociones, porque de esos pequeños momentos en los que el corazón nos va más aprisa y sentimos subir algo hacia el estómago, la garganta y las cuencas de los ojos para las/los muy sensibles como yo, se saca la fuerza para seguir apostando por vivir.

    Así que, (aunque con la boca pequeña) ¡¡Visça el Barça!!

     

    ¡Qué buena gente eres Elvira! (aunque has olvidado escribir: "i visca Catalunya"). Gracias y te debo un "Ala Madrid" (¿el ala se escribe así?), sin despegar mucho los labios.