Miradores


Después de cenar saco la basura a la calle, y alguna noche mis piernas se resisten a regresar a casa. Entonces pongo un pitillo entre mis labios y, mientras lo prendo, dejo que me arrastren hacia donde quieran. Uno de sus lugares preferidos es el mirador sobre la ciudad, cercano al Centre Cívic El Guinardó, tras media hora de marcha. Apoyado en la barandilla intuyo el Mediterráneo que duerme en el horizonte y espío mil ventanas iluminadas y escucho grillos en los jardines bajo mis pies. El skyline ha ido evolucionando estos años. Primero fueron las torres gemelas, luego vino la Torre Agbar que se disfraza de blaugrana al anochecer. Ahora hay un cuarto rascacielos cercano a Diagonal Mar que desconozco (agradeceré que alguien me dé pistas).

Me gusta esa Barcelona que se quiere convertir en una Nueva York a escala reducida. Pero alguna noche, cuando saco la basura a la calle y mis piernas se resisten a regresar a casa, les pido que me conduzcan a dos espacios que no han variado en los últimos cien años. Están a gran distancia el uno del otro, pero en el fondo son el mismo lugar: un reducto del pasado que se niega a sucumbir ante los planes municipales de ordenación del territorio, y a los que cuesta acceder si eres tímido porque no parecen espacios públicos, sino privados.

Uno es la calle Aiguafreda que me descubrió Fra Miquel: un diminuto pasaje de Horta al que se llega sorteando torrentes desde la calle Granollers, rodeado de huertos y de viejos lavaderos. Las entradas de las humildes casas de planta baja no disponen de portero automático, ni de alarma conectada a Securitas, ni de doble cerrojo. Las protegen unas simples cortinas de tirillas para que no molesten las moscas. Hay bibicletas oxidadas que reposan en las fachadas blancas, y gatos gordos perezosos que deambulan en busca de una caricia. En una ventana desnuda una mujer teclea en el ordenador. Los bulbos quieren convertirse en flores de primavera en esas macetas que podrías robar sin problemas. Y los peldaños de una callejuela oscura descienden hasta la parte trasera de una vivienda con ropa colgada con olor a lavanda. ¿Qué mejor lugar para hacer el amor, o atarte un zapato, o volver a encender un pitillo apagado antes de tiempo? El silencio inunda los lavaderos abandonados frente a esos domicilios, donde las mujeres limpiaron las ropas de los señores de Barcelona desde el siglo XVIII hasta hace poco, cuando el agua del barrio de Horta era abundante y clara, y sus lavanderas eran las mejores profesionales. En algunas esquinas leí carteles colgados contra un plan municipal para derribar todo eso y convertirlo en edificios impersonales de muchas plantas. Sin gatos rechonchos, ni bicicletas oxidadas.

Mi otro lugar secreto está a escasos cinco minutos de la Diagonal, bajando por la calle Entença. Cerca de la Colonia Castells hay una casa okupa que, en ocasiones, propone sesiones de cine gratuitas a la fresca en su patio cuidado. Ignoro si asisten las ancianas que siguen viviendo en esas casas que levantaron sus antecesores a principios del siglo XX para alojar a los trabajadores de una fábrica de barnices y charoles. Ahora en los pasajes de Piera, de Barnola, en la calle Castells ves despedirse con un beso en las mejillas de la madre regordeta al hijo apresurado que ya no vive allí y que apenas la mira aislada en el retrovisor, mientras su coche asciende hacia la ciudad moderna a un paso de la Diagonal. Alejándose de esas casas menudas, de esas fachadas pintadas de color pastel o desconchadas. De los portales tapiados. De las puertas azul claro. De los gatos vagabundos y confiados que siguen poblando esa colonia industrial en la que él fue niño una vez. Donde las plantas siguen creciendo enérgicas en esos pequeños patios anteriores de las casas, protegidos por medio metro de ladrillo. Donde las abuelas mantienen sus sillas plegadas frente a las puertas, para reiniciar la tertulia a media tarde en las aceras sin taxis nerviosos, ni ambulancias ruidosas, ni ejecutivos estresados.

Está a escasos cinco minutos de la Diagonal, y ese lugar acabado transmite tanta calma que debería formar parte de los recorridos turísticos para salvarlo. Pero el ayuntamiento ya ha encargado a Incasol que derribe esas casitas decadentes por tantas décadas sin inversiones públicas, y construya 444 pisos impersonales allí, una plaza arbolada y una residencia para la tercera edad -para acallar su mala conciencia. Quizá la crisis económica lo retrase, y esa madre regordeta y pausada pueda seguir despidiéndose de su hijo en la Colonia Castells (mientras él acelera y la observa cada vez más diminuta en el retrovisor), todos los domingos del mundo al anochecer, gracias a esa prórroga imprevista.

Quizá la crisi ralentizará el medio centenar de edificios altos que se proyectan entre la prolongación de la Diagonal y la gran via de l'Hospitalet, con el rascacielos obús de Jean Nouvel como estrella. Calmará las obras de la torre de 145 metros de altura y 34 plantas de Frank Gehry en La Sagrera. Quizá en la Vall d'Hebron, la Teixonera y la Clota se respetarán los huertos y las masías antiguas, rodeadas por torrentes que generan pozos y acequias, para no crear 1.800 pisos nuevos. Prorrogarà que se mantengan erguidas las tres torres de la central térmica de Sant Adrià para evitar que dejen espacio a un hotel de lujo y a unas instalaciones deportivas...

Después de cenar saco la basura a la calle, y alguna noche mis piernas se resisten a regresar a casa. Entonces pongo un pitillo entre mis labios y, mientras lo prendo, dejo que me arrastren hacia donde quieran. Uno de sus lugares preferidos es el mirador sobre la ciudad, cercano al Centre Cívic El Guinardó, tras media hora de marcha. Apoyado en la barandilla intuyo el Mediterráneo que duerme en el horizonte y espío mil ventanas iluminadas y escucho grillos en los jardines bajo mis pies. Y asisto a los cambios en el skyline, mientras me acuerdo de esos paisajes ocultos -ancestrales- que se acaban, que se mueren invisibles antes incluso de que la mayoría de nosotros los hayamos descubierto.

18 comentarios:

    la colonia castells té els dies comptadíssims, amic nadador. de fet, és una mena d'oasi que ha anat resistint la reordenació de tot el seu entorn i, si no m'equivoco, ja els hi han construit pisos nous al carrer morales amb travessera. m'agradava, d'aquest petit poblet, entrar-hi i veure com les àvies prenien la fresca seient davant de casa amb una cadira de càmping. el pati de la casa okupa és un goig.

    una mica més a baix, a entença amb josep tarradellas, hi ha hagut fins fa poquets anys un nucli de resistència urbanística al passatge caba. van enderrocar totes les cases menys una, que seguia allà envoltada de places fredes i tràfic de cotxes. admirables els propietaris. bé, potser els considero admirables perquè eren els pares d'un amic meu de l'escola i perquè vaig passar-me moltíssimes tardes de juliol dins d'aquella casa jugant a ping-pong i acceptant el berenar que la mare del dani m'oferia.

     

    hauré d'anar a visitar aquells llocs abans que desapareguin, clar que llegint-te, és com si els meus ulls haguessin vist tot, i les meves cames m'hi haguessin portat seguint el rastre de les teves

     

    No se si Barna será como NY pero al menos tiene mar y es superchula...eso la verdad es algi que no tendremos los de los Madriles, jeje!!

    eso y la champions este año ;)

    Saludos

     

    Quantes ganes de sortir a fer un volt per aquesta barcelona que ja té els dies comptats... I més amb aquest dia primaveral!

     

    Això és una bona passejada a domicili. Com diu la khalina, és com si l'haguessim feta gairebé...

    El quart gratacels del que parles, penso que pot ser un edifici força lleig que hi ha a l'avinguda Diagonal (jo n'hi dic la nova) amb carrer Bilbao. Em sembla que és hotel i oficines.

    Has trigat a publicar, però ha valgut la pena. M'has recordat les passejades que feien els meus pares les nits d'estiu, tard, després de regar. :-)

     

    Bueeeno... Sembla que comencen els vespres de primavera. Continues passejant malgrat els ofecs? O precisament per això?
    Aquests dies jo també m'ofego dins de casa sense poder sortir per culpa d'una grip que em té els ossos cruixits i ni puc ballar ni res ni res...
    M'has fet venir unes ganes d'anar cap al carrer Aiguafreda... Hi aniré però en bici. Soc més de pedalar que de caminar. Encara que faci pujada.
    Que bé que tornes a ser per aquí!

     

    ¡Que bonito! he podido escuchar tus brazadas nadando por esa pedacito de ciudad sumergida...

     

    No conec la colònia Castells, a veure si trobo un moment per retratar-la abans no desaparegui. Ara estic força enfeinat (la primavera està a tocar...) i em costa trobar el moment de sortir a retratar.
    M'ha encantat, però, passejar de la teva ma per aquests racons. El carrer Aiguafreda, que sí conec, és tal com el descrius.
    Una abraçada

     

    Hauré d'anar-hi... faré l'itinerari, un dia que vagi a Barcelona per caprici (ho faig alguna vegada)
    Aquest matí m'ha sobrat una estona i m'he passejat pel Turó Park, però em sembla que havies decidit no fer natació, avui... perquè tot i que t'he buscat, no he vist esquitxos d'aigua, ni el teu "pitillu" ni les teves cames que es resisteixen a tornar a casa... un altre dia serà!

     

    Per una vegada, i no te m'acostumis, puc dir: "ara, m'has agrada, sí senyor!" I és que alguns urbanites sociates d'aquest ciutat fa anys que els haurien de penjar dels ous. Potser dels nous "ponts" que han fet a la Plaça Lesseps...Perdona la barroeria barriobajera del veí; però o és que sóc de barri humil, jo.

     

    oooh, conec tan poc de Barcelona... sort que et resisteixes a tornar a casa i puc mirar una mica amb els teus ulls...
    Tant de bo el paisatge siga sempre el bonic, el que recordem des del fons del cor.
    B7s!

     

    Vaya puta merda de ciutat estem deixant als que venen darrera nostre. Sento ser grollera enmig de tanta dolçor. Se m'han escapat les paraules entre els dits. Una abraçada

     

    Per uns moments m'has traslladat a la nit de Barcelona. Conec el carrer Aiguafreda i algun raconet més. És una pena que vagin desapareixent.

     

    Casi se oyen tus pasos sobre el trastear de la vajilla, el batir del tenedor en el plato y las voces de las madres, escapándose por las ventanas de las cocinas, sobre un fondo de radio. Curiosamente, se oyen a metro veinte del suelo - flashback volviendo del cole, con calcetín corto y uniforme, la cartera a la espalda.
    Todo cambia.

     

    Ja saps que soc 70% de ses Illes i30% de Gràcia i m´agraden els seus carrers .
    A vegades recordo aquelles cançons d´en Gato Perez sobre Barcelona.
    Fa un parell de setmanes vaig anar per la Rambla del Raval .Feia temps que no hi pasava i vaig adonar-me´n de que jo ja hi era una extrangera allí.

     

    Hola, has trigat a tornar a escriure però ha valgut la pena. Aquest relat i la música que l'acompanya fan d'alló més agradable l'estona a casa teva, i em cal, i tant si em cal.
    Per aquesta bona estona de capvespre, malgrat ara són les 12 del migdia, gràcies de tot cor.

     

    Supongo que las ciudades crecen un poco alocadamente como los nuevos chavales y no lo podemos controlar como quisieramos pero en cualquier caso las tenemos cariño aunque sean un poco feas en algunas partes.

    Por cierto deje de fumar hace dos meses por las modas de eso de estar sano, y me da envidia hasta las narraciones ;)

    Disfruta por mi!!


    Salud

     

    Òscar, a vegades em sobta haver parlat de llocs que formen part del passat d'altres blocàires. Em sento com un intrús. En qualsevol cas, m'agrada imaginar-te a la Colònia Castells de petit.

    Khalina, a veure si trobes un moment i vas a visitar aquests indrets. Clar que a mi m'agrada descobrir nous espais, i sempre penso que tothom ha de ser com jo.

    Atikus, tenemos mar, pero nos faltan otras cosas. Cada ciudad tiene su encanto. Madrid, por ejemplo, acojerá la final de la Champions la próxima temporada. Nos vemos allí? Madrid-Barça?

    Aleta, amb la bicing ho tens tot a mà. A veure si t'animes. Això sí, els semàfors només es poden creuar en verd :-)

    Rita, gràcies per la informació d'aquest gratacel que desconeixia. I m'agrada recordar-te les passejades dels teus pares després de regar.

    Violette, espero que ja estiguis completament recuperada. I a veure si et poses d'acord amb l'Alatrenvada per anar en bici al carrer Aiguafreda. Dues pèl.roges en bici... El Veí ja està amb el cor accelerat.

    Matilde, me ha gustado eso de nadar sobre la ciudad sumergida. Buena metáfora.

    Gràcies Fra Miquel. A veure si t'acostes a la Colònia Castells. Hi ha una mica de vegetació. Aquest cap de setmana faré la passejada que recomanes al teu darrer post.

    Montse, m'alegra que hagis passejat pel Turó. A l'estiu hi vaig a vegades al migdia. Però a l'hivern, només al vespre.

    Veí... Et rentaré la llengua amb lleixiu, eh? Tot i que tens tota la raó del món. Si fos per aquesta gent, al Gòtic ara hi hauria edificis de Núñez i Navarro.

    Nimue, a vore si les xiquetes (i xiquets) guapes et deixen una estona per passejar per Barcelona.

    Rateta, tens sort que he acabat el lleixiu amb el Veí :-)

    Fa llàstima, Mai. Gràcies per entrar.

    Xurri, fuiste niña en esas calles? Cuenta, cuenta.

    MK, bufff, fa segles que no vaig a la Rambla del Raval. De fet, no és un espai que m'agradi massa arquitectònicament. I, perdona, tu ets 100% de la terra de la boira. Qui perd els orígens... :-)

    Menteta, gràcies a tu per passar. Sempre dones calor.

    Atikus, me alegra mucho tu renuncia al tabaco. A ver si yo puedo decir lo mismo un día de estos. De momento he bajado a casi la mitad (de 35 pitillos a 20). Aunque ya sé que hay que dejarlo del todo.