Internet sin conexión


El viernes por la noche Renfe era un caos. Los altavoces emitían explicaciones en catalán y castellano acerca de una catenaria estropeada en Sants. Los nativos caminaban indignados por los andenes exigiendo explicaciones, dando voces. Los extranjeros parecían perritos abandonados en busca de su tren a Blanes, con esa paciencia estoica tan característica de los norteños. Tampoco pierdo los nervios fácilmente. Así que cuando entró mi convoy por la vía 1, con una hora de retraso, me monté en él, estiré mis piernas tranquilamente sobre la maleta negra y abrí La catosfera literària 08. Devoré buenas historias de blogueros sin tener acceso a internet durante las tres horas de viaje. Y encima el revisor no me cobró el billete.

El sábado por la tarde, el tenista aseguraba que las piscinas municipales todavía permanecían cerradas al público. Los dos somos tozudos, así que cuando preparé mi mochila con la toalla y el bañador, él me despidió con la sentencia de que iba a fracasar en mi intento de nadar antes de tiempo. Las vallas de las piscinas estaban abiertas. Una niña regordeta hacía la bomba contra el espejo azul desde el trampolín, sin complejos. Olía a cesped cortado, y los pinos inclinaron sus copas reconociéndome de los veranos pasados. No era un saludo efusivo, pero me pareció cordial. El agua estaba demasiado fresca para dar unas brazadas. Pero me descalcé, remangué mis pantalones y puse los pies en remojo mientras continuaba mi lectura sentado junto a la escalerilla metálica. Sentí que era mi primer día de verano. No tenía acceso a internet, pero abría un blog tras otro con un simple clic de mi pulgar para pasar cada página. Y encima no me cobraron la entrada a las piscinas por no estar todavía en temporada.

Antes de que anocheciera, quise pasear por ese campo que me carga de energía. Me tumbé en mi finca favorita, después de caminar entre sus filas de perales y encontrar el sitio adecuado para sentirme alejado de todo rastro de civilización humana. Era un lugar con hierba recién segada, con la tierra blanda por las últimas lluvias. Extraje el libro de mi equipaje. Acudieron abejas, moscas y avispas para posar su anatomía coqueta en el lomo negro del volumen. Las alejé con educación, con el dorso de mi mano o con un soplido. Tampoco allí tenía acceso a internet, pero seguía leyendo a Assumpta Montellà, a Salvador Macip, a Josep Maria Pinto, a Elisabet Roig, a Joana Reverter, a Violette Moulin... Y encima a nadie se le ocurrió cobrarme por ese instante de paz.

Por la noche estaba cansado. Pero quise salir a dar el último paseo del día y fumar un pitillo, antes de acostarme, mientras escuchaba música en los walkmans. Antes de regresar a casa, siempre paso frente a la clínica del hombre que cuida animales. Allí murió el señor Gris, y cuando viajo a la tierra de la niebla le dedico unos segundos de compañía, por si sigue rondando por ese espacio con su cara de bobito. Para que no se sienta solo. Este sábado, se apagó una luz en el interior del local. Pensé que se había fundido una bombilla. Pero era el hermano del veterinario, que había acudido a la clínica para buscar unos papeles y cerró un interruptor. Cuando me vio parado en la calle, me pidió con un gesto que no me marchara. Abrió la puerta y me estrechó con fuerza la mano.

Hacía tiempo que no nos veíamos. Los dos andábamos en manga corta y sentíamos el frescor nocturno. Pero nos debíamos muchas historias y estuvimos más de dos horas narrándolas, bajo los focos de la clínica. Es un tipo simpático. Se parece extraordinariamente a Pepe Rubianes. Tiene su misma sorna, su misma carcajada, su misma mirada de coñón. Te cuenta una anécdota y se ríe tan fuerte que le llora la mirada y te contagia. Entre otras cosas, me explicó que tiene una novia rusa (como Rubianes las tiene etíopes). Él posee casa propia, pero prefiere vivir con su madre. Así que le ha alquilado su vivienda a la chica del este.

-Li cobres lloguer a la teva parella?
-I sense descompte.

Dice que es para que racionalice que nada es gratuito en Catalunya. Puede parecer una situación extraña, pero la entiendo. También es verdad que él tiene algunos años más que ella, que es una bailarina rusa preciosa, y no quiere que esté con él por intereses materiales.

Nos costó, pero pusimos punto y final a esa conversación de un sábado por la noche, temblando de frío en pleno junio, y sin una mala copa con la que calentar el cuerpo. Al menos, nos salió gratis la charla. Él no tiene blog, y pensé que su historia se difuminaría en la atmósfera de ese encuentro casual. Por eso la he querido contar. Siempre he pensado que los blogs sirven para eternizar los pequeños momentos, las pequeñas historias, las pequeñas emociones. Como un diario personal que hacemos público.

Llegué a la granja de los caballos. En mi habitación del tercer piso cerré las persianas. Me quité la ropa. Me deslicé entre las sábanas frescas. Cambié mis gafas de calle, demasiado estrechas, por las de pasta negra antiguas, que son más cómodas. Retomé La catosfera literària 08. Tampoco tengo acceso a internet en mi dormitorio. Pero volví a leer otras vidas, otros momentos, otras historias, otras emociones en ese libro tan recomendable (si os saltáis las páginas 130-132).

Gràcies pel llibre. A tots. I a tu, especialment, que me l'has enviat.

13 comentarios:

    Dissabte buscaré aquest llibre i aniré directament a les pàgines 130-132. Les llegiré assegudeta al sofà que posen per als clients i me'n recordaré d'aquesta contadora de històries que també té la capacitat de cuinar molt bé...
    Suposo que també em sortirà de franc!

     

    M'has donat una idea per a les vacances que no tindré internet. Així no enyoraré tant la blogosfera... :)
    L'escrit, com sempre, tendre tendre... :)

     

    Ara ja sé de qui són aquestes fulles. Mira que ets dolent!

     

    he tornat per veure el video, no sé angles per tant no he entes gran cosa si no fos per la posada en escena i les quatre paraules que tots sabem, i he reseguit els videos que tens penjats del mateix rufus....sana enveja de poder gaudir del lloc on ets ara, el lloc on eres de petit, sense internet, amb aquelles coses que ens fan sentir cómodes, olleres velles de pasta, segur olors d'antuvi, aquells sorolls especials en el silenci de la cambra....

     

    Juàs! Ja veig que "Si no véns" a la catosfera, ella va a tu! En fi, segueix perdent el temps amb lectures infantils que nosaltres anem escalfant motors i l'ambient futbolero. (Suposo que hauràs emmarcat amb or les pp. 130-132. O potser les has donat menjar als cavalls?)

     

    Me n'alegro que La catosfera literària t'hagi fet companyia

     

    vaya por dios, pareces un ratoncillo con un USB colgando intentando ver donde encuenta un agujero para enchufarse, ni hitchcock lo hubiera descrito mejor, pero veo que llo encontraste,(la conexión, no el queso), jaja!!!

    bON APETIT

     

    Continuo pensant que el plaer de llegir llibres no el pot substituir la pantalla, però d'una manera o altra ens les empesquem per llegir.
    Jo també l'estic llegint, a estones, perquè permet llegir altres llibres i no destorba.
    Tot llegint-te he sentit l'olor de terra mullada i la humitat de la nit així com he vist les primeres llums del capvespre i he sentit el trqueteig del tren!
    Que tinguis una bona revetlla!
    Gràcies pel teu magnífic post! Com sempre...

     

    Emily, no llegeixis aquestes pàgines, sisplau.

    Rita, va bé estar desconectat de vacances. Però també va bé tenir alguna cosa per llegir, i aquest llibre és ideal. Gràcies pel comentari.

    Emily, doncs si ja saps de qui són, sabràs perquè vaig recomanar no llegir-les :-)

    Menta, sempre busquem novament aquells llocs on vam crèixer. Els meus els tinc encara. T'agrada Rufus?

    Veí, no he emmarcat aquestes pàgines, ni les he donat per menjar als cavalls. No diré que n'he fet aquí (no m'agrada parlar de temes escatològics).

    Gràcies pel comentari Jesús M. Tibau (crec que ets un dels responsables d'aquest recull). I gràcies per entrar aquí.

    Jaja, Atikus, como siempre un comentario especial. Ya estoy conectado. Prepárate porque este verano tendremos entrenamientos.

    Joana, jo també barrejo aquesta lectura amb d'altres. Que tinguis una bona revetlla. I compte amb els petards, que t'imagino gamberreta a tu :-)

     

    Seràs "gamberret" pensar això de mi!
    Mira que estic al teu equip... i no voldria defraudar-te... :)

     

    Passejadoooooor! que dolent que ets! (saps que encara no tinc el llibre catosfèric? - a mi també m'han promès que me'l regalaran, que guai) ara m'has deixat per tot l'estiu sense saber de qui són les planes que nomenes. vaaaaaaaaaaaaa,vaaaaaaaaaa,vaaaaaaaaaaaa, no em deixis aixíiiiiiiii, de qui són, eh' eh? eh?

    Tu tampoc no hi vas enviar cap post? (llàstima, tchts,tchts) a la propera ho farem, no?

    Petons molt acalorats des d'Andalusia, una terra encisadora (també).

     

    Joana, ho deia carinyosament això de que ets gamberreta. De fet penso tot el contrari.

    Arare, les pàgines són del Veí de Dalt. I era broma, òbviament. La seva lectura també és molt recomanable. T'envio petons a Andalusia. Disfruta molt d'aquesta aventura.

     

    Vaig fer la lectura de l'escrit del Veí de Dalt a la platja, i vaig haver de capbussar-me per eixugar les llàgrimes que rodolaven galtes avall. És un escrit preciós però dolorós.
    Espero que hagin estat les meves últimes llàgrimes per uns ulls verds.
    Jo vaig enviar aquell escrit perquè els teus compliments m'hi van animar. Gràcies a tu, Paseante.