Noches



La llave en la cerradura de la granja de los caballos va algo dura. Cuesta darle la vuelta y dejar protegidos a mis padres allí dentro cuando salgo de noche. A ellos y al pato Tossut que no para de devorar todo lo que encuentra en el patio, mientras dice pío, pío (todavía es un pollo, como lo llama la vecina envidiada). A ellos y al hámster Pepito que, ese sábado, está sobre las piernas del tenista en el comedor, mientras él mira la tele acariciando la cabeza del roedor que ha cumplido su ciclo vital y ahora agoniza. Le ha dado buenos momentos a mi padre desde que se lo regaló el pequeño Hayden. A sus setenta y ocho años, ha tenido la primera mascota de su vida. Por eso no va a dejarlo solo en la jaula mientras se acaban sus días.

Me cuesta un poco girar la llave en la cerradura para dejar protegidos a mis padres, a un hámster y a un pato, en una vivienda de una calle mal iluminada de un pueblo perdido en la tierra de la niebla.

Luego salgo a caminar. Siempre sigo la misma ruta. Me dirijo por las calles traseras de la comisaría de los mossos d'esquadra hasta alcanzar el campo en cinco minutos. No me da miedo entrar allí a oscuras, mientras escucho en los auriculares el programa nocturno deportivo de Rac1. Conozco de memoria el sendero junto al canal, apenas iluminado por la luna, cuando la hay. Y en el cielo observo las estrellas que dibujan escenarios mejores que en cualquier gran sala de teatro de Barcelona. Voy hasta la primera granja alejada del núcleo urbano. Allí vive un perro guardián. Sé cuando intuye mi presencia (la cadena que lo tiene esclavizado comienza a sonar desplazándose por el candado y él tiene ganas de ladrar. Pero se mantiene callado y me da una segunda oportunidad). Me marcho antes de que estalle el ruido y la furia. No quiero despertar a nadie.

Luego miro en la lejanía el campanario del pueblo vecino. Si camino antes de las doce de la noche está iluminado. Después lo apagan. Me gusta pedir cosas cuando lo veo estando bajo los plataneros, junto al canal, en la penumbra de la noche. Enciendo un cigarrillo, mientras pido dejar de fumar. Pienso en una persona enferma y solicito que se ponga sana. Me acuerdo de un proyecto que está a punto de nacer e imploro un poquito de suerte. Recuerdo a los que ya no están más allá de mis recuerdos y pido calma para ellos, mirando al campanario iluminado. Todos tenemos nuestras excentricidades. Allí, sentado sobre el muro de un pozo, en esa oscuridad del campo en plena noche, me siento a gusto. Tranquilo.

Luego regreso a casa, por las calles traseras de la comisaría de los mossos d'esquadra. Me cuesta pasar la llave en la cerradura. Dentro todo es silencio, aunque el pato se despierta tras encender la luz del patio. Y dice pío, pío, exigiendo una dosis extra de lechuga (todavía es un pollo, como lo llama la vecina envidiada). El hámster Pepito sigue con esa puntita de vida que se le escapa, y compartimos una cereza que le cuesta tragar, mientras le acaricio la cabecita y le digo: "Gràcies per tot, guapo, fins aviat".

En el segundo piso duermen mis padres. Procuro no despertarlos mentras subo a mi habitación en la tercera planta con una mandarina, una botella de agua y un libro a medio leer. Paso páginas un ratito, con la cabeza en los pies de la cama y los pies en la cabeza de la cama (es para aprovechar mejor la luz de la lámpara del techo). La ventana está abierta y deja entrar el silencio en mi dormitorio.

Cierro el libro cuando ya no son horas. Salgo a fumar el último cigarrillo del día en la terraza. En el cielo miro estrellas que dibujan escenarios mejores que en cualquier gran sala de teatro de Barcelona.

Entro. Me tiendo en el lecho. Apago la luz. Me duermo. Sueño.

PD: Per a l'Emily, que em fa escriure. Ella no escriu. Em deu un post.

8 comentarios:

    Osti! veig que has habilitat comentaris, amb lo tranquils que estavem...ñaps. Pues mira, la primera! Gracies per fer-ho. Te vaig a fer una comparació sobre el què sentia quan et llegia i no podia comentar: saps quan acabes de fer l'amour i no pots fumar després? pos això, més o menys :P
    Ara parlo del post: els que escrius quan parles com avui del que fas a la terra de la boira són els que més m'agraden. Quan Tossut estigue més grandet, acabarà a la cassola amb un grapat de caragolets, pobrets. Com sou...
    Que tingues bon dia, furret. Ah, aquesta setmana vaig somiar ue obries comentaris, encara tindré poders i tot...

     

    em passava una mica com a l'Emily: t'anava llegint i no podia dir-te res. T'agraeixo que hagis tornat a habilitar els comentaris, company!

    vigila amb el que beus, ho dic per això de la clau al pany ;)

    petonets des de formentera

     

    M'agrada quan surts a passejar de nit quan tothom dorm...només que el tabac, ja saps, no és bo...
    Records !!!

     

    Ostres, Paseante,m'has fet passar una estona genial, he viscut la passejada, la clau, la casa, els pares...i la petita agonia al teu costat.
    Un relat que t'envejo.
    I un petonàs!

     

    Simplement gràcies :)

     

    M'has fet enyorar quan sortia de nit a passejar. Ho havia fet en pobles on passava uns dies, en boscos estrangers amb un fanal d'espelma, o pels carrers de la ciutat en dies que no em venia la son.
    També et vull donar les gràcies per obrir comentaris.
    Una forta abraçada

     

    M'agrada molt això de deixar entrar el silenci de la nit per la finestra, i també poder-t'ho dir aquí mateix, a casa teva, que ja començava a tenir la sensació aquesta de l'Emily...

    en fi, abraçada! :-)

     

    Emily, les dones només heu de fumar a les bodes i a les comunions, que és dolent pel vostre cos. En el cas dels homes, és un altre tema. I el Tossut no acabarà a la cassola, tret que vingui una guerra.

    Montse, quina barra. Si tu no em llegeixes mai. És broma, eh? :-) Un petonet, navegant.

    Joana, ja li deia a l'Emily que les dones no heu de fumar. Els homes, ja se sap: la virilitat ens hi obliga.

    Zel, moltes gràcies. Un petonet.

    Vida, de res. Sempre torno els diners que em deixen. Veig que et va arribar la transferència. 6.000, eh?

    Fra Miquel, res de donar les gràcies. Ho he fet per elles. Ara no et pensis tu que et vaig tenir en compte a l'hora de tornar a obrir els comentaris :-)

    Martí, per la finestra també entra alguna mosca que espatlla el silenci :-) Una abraçada, maco.