Ajo & Bernstein.


En la tierra de la niebla las denominamos cargolines. No he encontrado el equivalente en castellano, pero sí en latín. Pomatias elegans. Es un gasterópodo del tamaño de la punta del dedo meñique, de concha blanca, que se queda a dormir de noche y de día en los tallos de las matas de hinojo soñando con que llueva para salir a darse un chapuzón en las gotas de agua. Eso si la señora Sofía no las ha recogido antes de la tormenta para meterlas en la bolsa del Caprabo. Las prepara hervidas con brotes de hinojo, sal y patatas nuevas sin mondar. Y las acompaña con una salsa de tomate picado con abundante ajo y un chorro de aceite. Me encantan.

En la tierra de la niebla, este sábado pasado celebraba mi cumpleños con adelanto (no los cumplía hasta tres días después). Para cenar, mi madre sirvió platos de cargolines para todos (el tenista arrugó la nariz, porque no tiene paciencia para comer caracoles). Es un tipo de comida que una hora después de que te la sirvan todavía estás montando pinchitos de gasterópodos, con trocitos de tomate, fragmentos de patata y virutas de ajo.

A medio festival gastronómico, aparecieron los Hayden en escena, con prisas, preguntando si los abuelos podían hacerse cargo de los niños porque ellos estaban invitados a un concierto donde cantaba el hermano del sargento. El Homenot se ha casado hace poco, y me hacía ilusión felicitarle. Además, jamás le había escuchado cantar (tampoco a su esposa, que forma parte del coro). Así que levanté un dedo pidiendo permiso para acompañarles. "Sí, però vés depressa, perquè ja fem tard", me dijo mi hermana. "M'he de mudar?", le pregunté. "No cal, però ves depressa".

Dejé las cargolines y la salsa de ajo y tomate sobre la nevera. Y aparqué la tortilla de espinacas para más tarde. Volé a mi habitación para ponerme los jeans nuevos (de rebajas) intentando no caerme a la pata coja, y la camiseta que me regalaron los Hayden con un cangrejo estupendo de color rojo en el pecho (mi signo zodiacal). Luego los calcetines y unos zapatos de andar en verano. Me lavé los dientes a conciencia, porque notaba un fuerte sabor de ajo en mi boca. Pero a medio cepillado, la voz de mi hermana ascendió por el hueco de la escalera. "Baixes o què?".

Me monté en la parte trasera del Golf, de perfil, porque no cabía, entre las sillitas de los enanos. Antes de salir de la población, la señora Hayden se giró y me preguntó si había comido ajo. "Una mica". "Una micaaa?". Si queréis hacerme sentir un ser acomplejado, hacedme una pregunta así. Bajé un poco la ventanilla (sin que se dieran cuenta, porque me abroncan diciendo que se pierde el aire acondicionado). Me llené los carrillos con pastillas de Trident Tornado, y masqué como un hámster viendo pasar primero las sombras de los manzanos por la ventanilla, y luego las siluetas de los viñedos.

Pensé que asistiríamos a un concierto íntimo, un poco de andar por casa. Pero el castillo estaba estupendamente iluminado, y había cámaras de televisión. Las señoras cruzaban los jardines en traje de noche como pavos reales, y los tipos de los Mercedes las seguían con el rostro ensangrentado por culpa de las corbatas de seda que les ahorcaban. Aparcamos lejos, cerca del lago, y chapoteamos en los charcos de lluvia de puntillas como bailarinas. El sargento llevaba un pantalón corto y una camiseta vieja (también creía que el concierto era de andar por casa). Así que aparqué mi vergüenza, hasta que revisitó la bóveda de mi paladar el sabor a ajo. Introduje medio paquete de Trident Tornado en mi boca.

La actuación había comenzado, y entramos en la iglesia como fantasmas sigilosos. Nos sentamos en un rincón desierto, bajo la imagen de un santo de expresión severa. La primera parte del repertorio eran piezas catalanas. Música de Xavier Sans, Manuel S. Puigferrer, Josep Prenafeta, Baltasar Bibiloni... De vez en cuando me revenía el mal sabor. Entonces aguantaba la respiración, giraba el cuelo y espiraba el aire envenenado donde sólo podía protestar el santo de la pared.

Según el tríptico que me habían entregado en la entrada del templo, el tema Molt lluny d'aquí era el último de la primera parte del concierto. Los miembros del coro (luego me contaron que es uno de los mejores de Catalunya) saludaron con una inclinación reverencial al público. Los feligreses nos levantamos de los bancos en busca de una salida para fumar un pitillo. En mi caso, necesitaba aire libre donde inspirar y espirar con tranquilidad. Todo iba bien hasta que nos cruzamos con ellos.

En cada pueblo hay una familia noble. La que dispone de riqueza desde tiempos inmemorables. La que todo el mundo reconoce por la calle. En la tierra de la niebla ellos son los señores C. Son dueños de la iglesia donde transcurría el concierto, del castillo colindante, de las viñas, de las bodegas, del lago. Incluso de los patos que nadan en él. Conozco a la mayoría de miembros de esa familia que formaban en la puerta de salida, saludando uno por uno a los asistentes al concierto patrocinado por sus bodegas. Empujé al sargento para que saliera antes que yo al exterior. Sus pantalones cortos amortiguarían mi camiseta del cangrejo. Él superó rápidamente el protocolo porque le tienen más visto. Pero hacía siglos que no se cruzaban conmigo.

"Com estàs?". "Quant de temps". "No ens veiem des que va néixer l'Oriol". "Ja no fumo, com que em vaig quedar embarassada. I tu, encara fumes?". "T'has aprimat?". Yo inspiraba todo el aire que podía en mis pulmones, les daba un beso o les tendía la mano, retrocedía dos pasos, espiraba el olor a ajo a mi espalda y les respondía desde esa pequeña lejanía utlizando el menor número posible de palabras.

Supongo que atribuyeron ese comportamiento peculiar a mi eterna timidez. Tampoco se trata de gente arrogante. E. C. se alegró realmente de verme. Estaba guapa con su flequillo de chico gamberro, y me detalló sus maternidades. Y S. C. guardaba en su memoria que hacía quince años me prestó su casa, llena de libros y discos, junto a una playa, para que cuidara a su perra Reina (de la misma raza que el señor Gris) y le regara el cesped al atardecer.

El Homenot pasó como una centella a nuestro lado, saludando sin detenerse. Comenzaba la segunda parte del concierto. Entramos de nuevo al recinto y surgieron las notas imaginadas por Henry Purcell hace más de trescientos años: Música per als funerals de la reina Mary. Luego el coro interpretó Chichesters Psalms, de Leonard Bernstein. La mejor pieza de la velada.

Son unos cantantes magníficos. El Homenot conoció a su esposa en esa formación. Eso no debería contarlo porque todavía es un tema secreto. (Confío en vuestra discrecion.) Esperan un hijo o una hija cuando regrese el invierno. Les irá bien. Esa noche, antes de conocer la noticia, le dije al sargento que me parecía que se habían encontrado, que tenían aspecto de pareja de verdad, tras verles caminar frente a nosostros sudorosos después de su interpretación. Andaban abrazados.

Después del concierto, las bodegas nos convidaron a un magnífico vino tinto denominado 1780 en las mesas improvisadas en los alrededores del castillo. La noche era fresca y el ambiente era elegante. A pesar de que el sargento y yo íbamos vestidos para una fiesta en Lloret, no nos negaron una copa. Ni luego otras más. Bebimos más de la cuenta. Así que la señora Hayden nos sentó en las sillitas para niños de la parte trasera del coche y nos condujo de regreso a la granja.

La señora Sofía todavía estaba despierta. Dijo que alguien olía a vino. No me quedaban más chicles de Trident Tornado.

14 comentarios:

    Benvingut! No ens pots tenir tants dies amb el teu silenci, no ho saps?

     

    No entenia el títol del post al principi jaja. Imaginava sense acertar. Després ja he anat llegint jaja. Pobre. A mi si se'm repeteix all o algun menjar puc estar hores i hores, i realment és fatal :)
    Estic contenta per l'Homenot i Sra. Sóc una tonta romàntica, i aquesta trobada en el món coral...

     

    Un gra de café . Es definitiu.
    Això del Trident Tornado sona a que sortiràs volant pels aires d´un moment a l´altre quan et passis de certa quantitat...

     

    O mastegar un brotet de ruda. Oli amb un llum! ;)
    I felicitats per l'aniversari. No has detallat el dia exacte o sigui que si ha passat o encara no, només ho saps tu!
    Aquests concerts que sovint semblen d'estar per casa a vegades ens sorprenen!
    Bona setmana Paseante.

     

    Ni gra de café ni brotet de ruda. La ruda va bé per a altres coses ;)
    El millor és passar de l'all directament! Nen, que mai se sap quan volta una dona prop teu i l'has de besar...

     

    Gemma, faig el que puc. A veure si publiques tu també i deixes de mirar pisos preciosos per internet amb la noieta de la cama coixa :-) Prepara't que demà caminaràs.

    Va Khalina, no siguis tonta, que tu ja l'has trobat aquest homenot. Tot i que no canti.

    MK, ja sabia això del gra de cafè (gràcies en qualsevol cas), però vaig sortir pitant de casa. Els Tornados no fan volar, però hi va de poc :-)

    Joana, no conec la ruda. A la terra de la boira crec que no en tenim. L'aniversari va ser el dia 15. Que tinguis una bona setmana també tu.

    Emily, l'all neteja la sang dona. No em treguis els poquets vicis que em queden. A més, si menges all i vas al cinema, t'assegures que estaràs sol a la fila de butaques. Que ningú t'emprenyarà.

     

    L'all és la típica inconsciencia inevitable: està boníssim, però no ha passat mitja hora i ja te n'estàs penedint, per l'olor i pel malestar de l'estòmac, que sembla que hagis menjat el triple del que has menjat. I dura... ufff!
    El meu remei particular per l'all és menjar xocolata. Depèn de la dosi no fa res, però al menys m'agrada :)

     

    La teva germana t'ho va notar perquè amb les presses no deuria haver sopat... Qui no fa olor d'all a l'estiu amb el gazpacho, la brasa amb allioli, les amanides al pesto, els peixos a la planxa, els calamars saltejats...? Segur que ningú més t'ho va notar...

    Felicitats, Paseante. Molts petons de l'altra cangreja!

     

    Tampoc sóc adicte a l'all Xurri. Bàsicament el menjo en forma d'allioli o de salseta amb tomàquet. M'apunto aquesta solució de la xocolata, tot i que no sóc gens de dolços.

    Violette, m'agrada aquest comentari teu. La meva germana és una mica llepafils, i tu ets més de vida. T'imagino així. Potser ningú més ho va notar. No ho sé. Gràcies per felicitar-me. Ja saps que també ho vaig fer cangreja.

     

    feliç aniversari!!!

    i no et menges el caragolets!!! pobretsss!! perquè si te'ls menges et faran la maledicció dels caragolets: que sempre faràs olor d'all :PP

     

    Debe de ser incómodo ir de perfil en el asiento de atrás y más cuando se tienen las piernas largas.
    La salida del automovil debió de ser como desmontar un puzzle o algo así, pero la noche fué intensa, vaya si lo fué.

    Felicidades Paseante.

    Sustituyo los besos por un abrazo, por lo del ajo, ya sabes.

     

    Bona nit paseante, feia força dies que no aterrava per aquí i vés per on, amb aquest post m'has despertat l'instint de googleman. Resultat: éxit rotund, he localitzat el concert al primer resultat de la googlecerca.

    Que passis un bon estiu!

     

    Moltes gràcies Nimue. Coi, no m'agrada aquesta maledicció. Hauria de menjar tota la vida Trident Tornado.

    Eva, la verdad es que salir de ese hueco entre las sillitas infantiles es complicado. A veces necesito una grúa. Gracias por el abrazo lejano :-)

    Gràcies per tornar Martí. He fet aquesta consulta al Google i tens raó. Que tinguis un bon estiu tu també.

     

    Dons a mi m'agrada l'all i la seva olor, no em molesta en absolut.
    I m'agrada anar vestida informal en un lloc on, es dona per suposat (si?) que cal anar a lluir...
    Tens bons gustos tú.