Il camminatóre disperato

El hermano del señor Hayden es un homenot. Conmueve contemplar la montaña de su cuerpo disfrutando de su gran pasión por la música clásica. Podría abrazarte hasta la muerte como un oso pardo, pero prefiere utilizar sus brazos para dibujar el vuelo de un violín en una pieza de Aaron Copland. Rodeo, por ejemplo.

Tenemos los mismos cuarenta y dos años e idéntico estado civil: soltero. Incluso nos parecemos ligeramente en el aspecto físico. Por eso me gusta preguntarle al sargento por la masculinidad de su hermano. "Solo y sin compromiso a esa edad... no sé qué pensar", le digo. Mi padre siempre ríe con ganas esa broma recurrente en las sobremesas del domingo.

El último fin de semana, el homenot vino a comer a la granja de los caballos por primera vez en su vida. Estaba relajado, como de costumbre, a pesar de que le sentaran a mi lado. El tipo me cae bien y no le ataqué a fondo como hago siempre con el señor Hayden. (Es una pena que, a finales de los noventa, mi hermana se equivocara en el proceso de selección de marido -cuya cola de candidatos daba la vuelta al domicilio familiar, se alargaba a la sombra de los muros de las granjas vecinas y se extraviaba entre las fincas de manzanos.)

Me abrigaba compartir soltería con él, hasta que el policía tintineó contra la copa de cava su pistola de nueve milímetros parabellum con carga superior a doce cartuchos para anunciar a los presentes que el homenot tenía -por fin, y quizás definitivamente- pareja. No le creí, hasta que discurrió de mano en mano una fotografía de los recién enamorados sentados frente a una mesa parecida a la un banquete nupcial. (Debo declarar, muy a pesar mío, que la mujer parecía atractiva en la imagen.) Mi broma eterna acerca de su hombría caducó en un instante, y ya era el único impar en la mesa de los festivos (el señor Gris hace pareja con el pequeño Hayden, y no cuenta). Rumiaba en esas circunstancias cuando salió disparado el tapón de una nueva botella espumosa con motivo de las celebraciones, y pude seguir con mirada triste su trayectoria curva hacia las fauces del can que lo apresaron al vuelo, como si fuera una pieza de caza. Se tumbó para convertir el corcho en migas a base de su paciencia y del aguante de la señora Sofía que le miraba -amenazante- de reojo, pensando en que después debería barrer con la escoba los restos de su extrema autopsia.

Quizás sea tiempo de redirigir mi vida. He leído en algún sitio que una mujer italiana de treinta años -llamada, o apodada, Sara Disperata- promete relaciones sexuales de una noche a cambio de un trabajo estable de mil doscientos euros al mes. Ha tenido mútiples respuestas, incluida una extraña de la Santa Sede. Su éxito me ha servido para reflexionar y alcanzar una decisión: ofrezco una única noche de sexo a cambio de pareja estable. Ignoro cómo me gustaría que fuera esa persona. En realidad, desconozco cómo son las damas contemporáneas y qué puedo esperar de ellas. He buscado en un diccionario de sinónimos la palabra mujer, para indagar potenciales pistas; y me ofrece, entre otras posibilidades, el vocablo "ángel del hogar". Claro que la quinta edición que poseo es de 1973, y sería extraño acudir con un ser alado a la granja de los caballos. Los Hayden y mis padres me mirarían con un interrogante sobre sus cabezas y el señor Gris despreciaría los corchos de la fiesta.

Hace tiempo, leí una carta de Josep Pla y pensé que allí radicaba mi ideal de compañera. Es una misiva escrita en los años veinte desde Leeds. El escritor comunica a su hermana Rosa su intención de casarse con la danesa Adi Enberg, hija del cónsul de ese país en Barcelona:

"Querida Rosa: (...). Te debe parecer muy extraño que me case. Ya ves. Es así. Me caso por varias razones. En primer lugar porque ella me gusta. Es muy limpia, agradable, poco agitada -ya lo soy yo bastante-, y estar a su lado no cansa nada. Después, porque me puede ayudar, porque es una persona que tiene muchos más elementos que yo para ganarse la vida si es necesario. Después, se cuidará de todas mis cosas y arreglará las que para mí son más difíciles, que son las cosas prácticas, ya que yo soy una verdadera criatura y como quien dice no sé arreglar nada. Finalmente, porque pienso que ella me quiere mucho más a mí que yo a ella. Hace muchos años que llevo una vida fantástica y tengo olvidadas, o no sé lo que son, muchas de las cosas de las que habla la gente. Pienso que me transformará en una persona normal, muy equilibrada, sin estas desproporciones que hoy siento, que me transformará, para decirlo en pocas palabras, en un hombre en toda la extensión de la palabra. La vida pasada se ha acabado y hasta ahora me ha salido bien, sin novedad. Ahora será otra cosa y pienso que todo irá bien...".

No hay constancia de que alcanzaran el matrimonio. Pero no me importaría tener a una Adi para contraatacar al homenot, en la mesa del comedor de la granja de los caballos, anunciando mi nueva condición sentimental. Le pediría la pistola al sargento y le miraría fríamente mientras golpeo con el cañón la copa de mi felicidad recién estrenada.

10 comentarios:

    Adi debió leer la carta, ordenando papeles.

    Encuentra alguien de quien la primera descripción que hagas no sea "limpia".

    (Si quieres alguien)

     

    ¿ahora buscas pareja? Al menos eso dejas entrever. Por internet, un hombre de USA también buscaba mujer, y se ha citado con no se cuantas, hasta hace desplazamientos largos. A ver si encuentro su blogspot y lo pongo, claro que a ti no te sirve.
    Aunque para ser par, dar compañía, y que al menos te haga caso unos años, está la posibilidad de adopción. El pequeño Hayden estaría encantado de tener un primito, y tú serías un gran padre. ¿Qué opinas de mi idea?

     

    Mira que m'agrada Pla i que et vaig parlar del seu llibre "Les Hores"... però si arribo a ser l'Adi i llegeixo aquesta carta m'hauria deprimit profundament!!
    On queden les pessigolles a la panxa, els nervis dels primers encontres i creure't la persona més afortunada del món quan camines carrer avall cap al bar on t'espera l'altre que et saluda amb aire de desmenjat però que uns ulls de peix bullit delaten?
    Respecte a una única nit de sexe a canvi de parella estable?? Ja t'ho
    has pensat bé? Què fareu la resta de la vostra vida en comú? Jugar al parxís, al backgammon o cuinar truites i sopes (com jo)?

     

    Gràcies pels comentaris, encara que jo m'esperava propostes! És broma, òbviament.

    El senyor Pla era un sorneguer i un nen gran. A més, eren els anys 20 en que el respecte per la dona no tenia res a veure amb l'actual. Quan vaig llegir aquesta carta em va semblar escrita per una persona indefensa i perduda a la vida (fora dels llibres i el periodisme). I em va fer sentir tendresa -o llàstima- per l'autor.

    Et pot agradar que una persona sigui neta Katrin. Encara que tens raó, potser no ho hauria de demanar com a primera condició.

    Això de dir-te txeca em costa noia (i pots posar els comentaris en català). Lo de l'adopció no cola. El que vols és que et faci cangurs gratuits. Que te conosco.

    El tema pessigolles a la panxa i nervis dels primers encontres és com una de les teves receptes Violette: feta lentament, amb paciència, amb ganes... Vols dir que avui hi ha temps per enamorar-se com abans?

    I el sexe només d'una nit... ja tinc una edat i fins i tot dubto de ser-ne capaç una única vegada.

     

    Carai Paseante! Desapareixo uns dies i com t'haig de trobar... Oferint una nit de sexe a canvi d'una parella estable? Creia que era jo l'única que es dedicava a la professió!

    Ànims! Ja sé com et sents quan ets l'únic de la taula desaparellat. Resisteix! Pensa que en el fons tots envegen la teva condició d'home lliure.

     

    Ja pots comptar si m'envegen... En qualsevol cas: benvinguda a casa noieta.

     

    T'he dit alguna vegada que m'agrada molt com escrius?

     

    Moltes gràcies princeseta. No recordo que m'ho haguessis dit mai. Alguna vegada has comentat que sóc un "don perfecto" o que tinc cara de lluç bullit. Però això de l'escriptura... no em ve present ara mateix.

    T'he dit alguna vegada que m'agrada molt la teva veu?

     

    La teva Adi sóc jo. Crec que a certes edats ja no calen les pessigolles, s'ha de ser pràctic com el Plà, sisisi.
    Ara, amb mi, d'equilibri ben poc, jeje
    Phoebe

     

    Sempre calen les pessigolles dona. Segur que sí.