Momento (2)

He gastado la tarde callejeando por el barrio gótico como un gato resabiado. No hay novedades; todo está como lo dejé la última vez, salvo que en la fuente del patio del Museo Frederic Marès ya no nadan peces rojos.

Fiel a mi costumbre, he tomado una manzanilla en las penumbras de una pequeña casa de tés e infusiones que se refugia secreta en la calle de Sant Domènec del Call. En la puerta se lee el nombre del lugar: Salterio. La música suave hacía levitar las hormigas en su recorrido por mis piernas cansadas, mientras se enfriaba la bebida. Pero no ha sido el mejor momento del domingo acabado.

Al apagarse el día, he comprado un bocadillo noruego en un establecimiento Pans and Company que tanto me agradan por su limpieza; soy maniático. Estaba relleno de salmón ahumado y, como los osos pardos, podría alimentarme exclusivamente de ese pescado.

Las fuentes de plaza Catalunya aparecían iluminadas con buen gusto, y en sus parterres han plantado geranios recientes. Me he sentado junto a las esculturas de estilo romano, con el brollar fresco del agua a mi espalda. La imagen gigante de Erin Wasson no paraba de sonreírme desde la fachada de un centro comercial, en nuestra cena romántica de pocos euros.

1 comentarios:

    Una rubia muy soseras la de El Corte inglés, no? Te hacía yo más sofisticado para las mozas... ;D

    Eso sí, yo me he comprado unas sandalias que ha lucido también la tejana y son estupendas y monísimas. Claro, que con seis centímetros más cualquiera se siente una supermodel.